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Sugerencia de la semana: Noche en el hotel, Slawomir Mrozek (microcuento)

sábado, 27 de agosto de 2011

Cuentos completos, parte 3, Flannery O'Connor



En las partes anteriores me mantenía expectante y dubitativa acerca de si había realmente una intención crítica hacia el cristianismo (lo dudaba por el marcado catolicismo que distingue a la escritora), pero, ya en estas instancias, puedo declarar que sí la hay. Flannery hace uso deliberado de cierta ambigüedad con el fin estético de congregar una pluralidad de significados, incluso encontrados. Recordemos un buen cuento no puede ser reducido, sólo expandido, dice la autora. Sin embargo, creo que existe generalmente un dedo que se eleva por encima de todas las lucecitas que representan los diversos criterios y hace especial énfasis en un foco preciso, casi siempre por medio de la confrontación, el impacto, el golpe de sable, un sonoro te pillé.
.En relatos como El templo del Espíritu Santo da un baquetazo innegable a las formas en que los dogmas inoculan en la gente una única manera de relacionarse: ¿o habría que decir a la manera en que la gente entiende las creencias y las practica? Increíble que en este cuento aparezca un hermafrodita (no usa jamás esta denominación) que da función en una feria mostrando su ambivalencia sexual y se defiende del horror de la gente declamando: Dios m'hizo d'esta manera, y, si os reís, puede que Dios os castigue de la misma forma. [...] Dios m'hizo deste modo y no se lo discuto.
Presumo (y creo que el final lo confirma) que señala las formas simplistas de entender lo religioso, el maniqueísmo y la tendencia autocomplaciente de interpretar los preceptos cristianos: un vicio justificatorio en el que no hay nada de verdadera piedad y sí mucho de prejuicio e hipocresía.
En La persona desplazada convergen los tipos de segregación habituales en la Georgia de la época de la autora: la persona desplazada no es aquí ya un negro, sino un extranjero que migró desde Polonia, con lentes redondos, al que se le depara tanta admiración por su abnegada manera de trabajar como reticencia por sus tradiciones y costumbres. Nunca se dice que él y su familia son judíos, pero la serie de conversaciones que mantiene la granjera con sus negros y sus demás empleados lo dejan traslucir: -No están donde deberían estar-dijo-. Tendrían qu'estar allí donde todo sigue siendo como antes. Entiéndase, "como antes" a--->; antes de Cristo (judíos) y a antes de las reformas religiosas donde nace el protestantismo imperante en Norteamérica. Hay quejas por lo bajo y la actitud persistente de pensar que en Norteamérica se está más avanzado, que no hay personas desplazadas. Sin embargo, no será difícil notar que esto no tiene ningún asidero.

Un círculo en el fuego: La dueña de una estancia rural se ve atormentada por un grupo de adolescentes varones que llegan de improviso a su granja y que, como sólo ven mujeres, no tienen apuro en irse ni empacho en tomar todo lo que se les antoje. La misoginia de los muchachos se topa con el férreo carácter de la jefa. Las fechorías a despecho, un ambiente hostil y la obstinación del grupo que no tiene apuro en retirarse, hacen tambalear la seguridad de la granja. Un círculo en el fuego, no de fuego, sino en él, un espacio esférico descubierto (vaya a saber a qué parábola bíblica pueda estar remitiéndose esta figura) es lo que centellea a lo lejos, en el final irritante de este cuento. Irritantísimo, sí, pero no pudo ser mejor contado.

El negro artificial: Es sencillamente magistral. Aquí se llega a una conclusión respecto del desprecio racial: el racismo es lo que nuclea a los discriminadores, lo que les permite sobrellevar sus diferencias. Hay un viejo que lleva a su nieto adolescente a conocer la ciudad. Dentro del tren, el joven ve a un negro, pero como este constituye el primer contacto que tiene con los de color, no lo reconoce como tal, sólo sabe de los negros por referencia. De allí que no le cause inicialmente ningún disgusto y que su abuelo se sienta avergonzado. Esta escena viene a negar la idea del odio racial como cosa natural o innata, pues se representa la iniciación en ello por medio de la enseñanza. El trayecto a la ciudad, el miedo a la metrópolis, una traición y el pase de una inocencia ignorante a una conciencia discriminatoria (una moral discriminatoria) dan con el encuentro de un negro artificial. Artificial no sólo porque se trata de un artificio de cerámica, sino, además, porque no existe. El negro no existe (la negrura, ese concepto que aúna cualidades disvaliosas como la vagancia, la brutalidad, la rapiña o la deficiencia intelectual, no existe, es un mero artificio). Así lo entendí yo. Aplauso para Flannery, la tensión de este cuento hace que uno no lo pueda soltar sino hasta llegar a la última página.

La buena gente del campo: Título irónico, mordaz. Hay una vieja rapaz que está a la caza de minucias, es la mano derecha de la dueña y es muy entrometida. Tema recurrente: una mujer que administra sola un campo y los riesgos a los que el entorno la predispone. Mujeres solas, una de ellas es una adolescente recibida de filosofía, atea, que tiene una pierna postiza, y que conoce a un ocasional vendedor de Biblias que se gana la confianza de la madre. Entre la joven y el ambulante nace un subrepticio, efímero amor que culmina en un patético desengaño. El simplismo con que esta gente de campo confía en otra sólo porque es de su religión o, lo que es peor, por la afirmación de la creencia en Dios, es extremadamente riesgosa y roza en la imbecilidad.

Más pobre que un muerto, imposible: El odio entre los integrantes de una familia se abisma por la brecha que supone que algunos vivan en el campo y otros en la ciudad. Hay un menosprecio palpable en la manera en que el viejo de este relato habla de su pariente de la ciudad. Urbanidad y ruralismo parecen inscribir a la gente en campos adversos. Este viejo de campo está preocupado por su tumba, muy preocupado, de modo que se construye un cajón y le advierte al nieto cómo y dónde tiene que enterrarlo. Claro que las cosas no siempre salen bien...

Greenleaf: Patrona de campo con dos hijos, pero sin marido, reniega con los encargados que tiene a su mando. El señor Greanleaf, que se hospeda dentro de su territorio con su familia, es un hombre parsimonioso, vago, negligente, y no le hace caso. De repente aparece un toro suelto, ajeno, y la mujer va a pedirle a Greanleaf que lo saque del perímetro, porque puede inseminar a las vacas, pero el hombre necesita que sea un muchacho el que se lo mande, y no una señora, de modo que el toro quedará suelto por mucho tiempo más y la señora reñirá y se desgañitará pero Greanleaf no moverá un dedo. Luego, sucede una tragedia.


Volvió a la cama pensando que si los chicos Greanleaf habían salido adelante era gracias a que ella había dado empleo a su padre cuando nadie más lo hubiera hecho. Hacía quince años que tenía al señor Greanleaf, pero ningún otro lo habría tenido más de quince minutos. El simple modo en que se acercaba a un objeto bastaba para indicar a cualquiera que tuviera ojos en la cara qué clase de trabajador era.


Una vista del bosque: Este es bastante brutal. Aparece el denominador común de muchos cuentos: el odio entre los parientes políticos. En esta familia el abuelo tiene especial afecto por Mary Fortune, una niña cuyo carácter analítico, frío y materialista se parece mucho al de él. El viejo detesta a su yerno y éste se aplica en molestarlo castigando a la niña sin causa alguna.

"El hecho de que Mary Fortune también fuera una Pitts era algo que él no tenía en cuenta, con la delicadeza de un caballero, como si se tratara de una desgracia de la que la niña no era responsable."  
El escalofrío interminable: Un joven que ha fracasado en la ciudad regresa a casa con la madre. Está enfermo. Pero no se sabe si es su enfermedad lo que lo hizo fracasar o si es el fracaso lo que lo hizo enfermar o si el fracaso es la enfermedad misma. ¿Acaso una cobardía, un miedo al fracaso? Es un joven soberbio, que desprecia el entorno al que regresa.


Cuando la gente se cree inteligente-incluso cuando lo es-, nada de lo que otro diga puede hacer que vean las cosas como son, y en el caso de Asbury el problema era que, además de ser inteligente, tenía un temperamento artístico.



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Estudios (en español)
Estas son tesis doctorales que sólo están al alcance del lector que visita las bibliotecas de las universidades que las alojan:

Flannery O'Connor y el misterio del mal, de María Isabel Montero y Gamíndez
Universidad Complutense de Madrid

La aportación de Flannery O'Connor al cuento americano, de Manuel Broncano
Universidad de León

Mundos breves, mundos infinitos, de Manuel Broncano (este sí se editó, en una tirada corta, y no llegó a Argentina)
Universidad de León

Si alguien tuviera digitalizado cualquiera de estos textos agradecería que me lo hiciera llegar, o si se editaran, que me lo hiciera saber.

....Si supiera de un estudio nuevo, en español, que saliera a la venta, agradecería la información.

Disponible en librerías argentinas actualmente:

Flannery O'Connor,
de Brad Gooch (recientemente traducido del inglés Flannery, a life of Flannery O'Connor) .

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Ir a la parte 1
Ir a la parte 2


jueves, 25 de agosto de 2011

Flannery niña en Pathé News

Cuando Flannery tenía cinco años, alguien (se cree que fue una vecina) llamó a un camarógrafo del noticioso Pathé para que filmara las proezas que hacía la gallina que la niña había amaestrado. Se suponía que el animal podía caminar hacia atrás cuando se lo ordenaban. Al parecer, el ave no andaba con ganas esa tarde y el camarógrafo agotó su paciencia filmando los intentos frustrados de Flannery de hacerse entender. Luego, en el informativo, pasaron la breve captura del periodista aplicándole la técnica del retroceso, de modo que, no ya la gallina, sino todos los animales de la granja desfilaron en reversa.

Mary Flannery O'Connor a los dos o tres años 
De la colección de sus fotos del Colegio de Georgia y la Librería Universitaria Estatal de Milledgeville 

Dice Brad Gooch en la biografía de Flannery:
Gallina anda hacia atrás se exhibió como una sucesión de viñetas de un minuto veintisiete segundos en marzo de 1932, una semana antes de su séptimo cumpleaños. Era la clase de argumento encantador de las alegres parodias que atraían al público del período de la Depresión y que se proyectaban en rollos de siete u ocho minutos junto con las noticias de actualidad y deportes antes del largometraje.
Dice Flannery en Misterio y Maneras:
.Cuando tenía cinco años me pasó algo que me marcaría de por vida. El Noticiario Pathé envió a un reportero de Nueva York a Savannah para filmar a uno de mis pollos. Era de la raza conchinchina enana, de color beis, y tenía la peculiaridad de que andaba hacia adelante y hacia atrás. Su fama se había extendido por toda la prensa, y supongo que después de haber llegado a oídos del Noticiario Pathé ya no le quedaba ningún otro sitio al que ir, ni marcha adelante, ni marcha atrás. [...] ....Si incluyo esta anécdota al comienzo de un artículo sobre pavos reales, es porque siempre me andan preguntando por qué los crío, y no tengo ninguna respuesta concisa ni razonable que dar. ....Desde aquel día de la visita del camara de Pathé empecé a juntar pollos. Lo que había sido hasta entonces un tibio interés se convirtió en pasión, en una búsqueda. Tenía que tener cada vez más pollos.


Esta es parte de la cinta:
"Unique chickens goes in reverse" o "Do you reverse?" de Pathe News Reel Series 

 
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.La afición a los pollos no la abandonaría y la llevaría a criar distintos especímenes en su estancia Andalusía luego de su retiro por el diagnóstico de Lupus. Los pavos reales terminaron siendo sus preferidos.

miércoles, 10 de agosto de 2011

País de nieve, Yasunari Kawabata

País de nieve es la traducción de Yukiguni, el título original de la novela escrita entre 1935 y 1948. Este lugar está situado en la costa oeste de Japón, en la isla de Honshu; se halla coronado por montañas y es considerado el sitio de la Tierra donde más nieve cae. Cuando sabemos esto, ciertos pasajes de la novela dejan de parecer exagerados:
-¿Tanta nieve cae? -En el pueblo vecino, los niños salen por las ventanas del piso superior de la escuela. Los más arriesgados se sumergen como si estuvieran nadando y cavan túneles.
Por las condiciones topográficas y climáticas el poblado se encuentra relativamente aislado del resto del país, motivo por el cual las costumbres, tradiciones y particularidades culturales se acentúan creando contraste con las otras y causando fascinación a los turistas que vienen de Tokio a pasar unas vacaciones en las termas y a gozar del servicio de las geishas. ....Shimamura es uno de estos turistas, un empresario que quiere escapar de la rutina familiar y viaja a las termas en las temporadas más frías. Allí conoce a una aprendiz de geisha llamada Komako, con la cual comienza una relación ocasional que luego se perpetúa. Ella se enamora de él, pero él no logra corresponderle con la misma pasión e intensidad. La frialdad de Shimamura no es deliberada ni tiene maldad, es simplemente la carencia de sentimientos, hay en él cierta curiosidad y una propensión a la admiración más que cualquier otra emoción. Su fortuna proviene de una herencia, por ende es el tipo de persona que desconoce el valor real de las cosas, el esfuerzo que cuesta obtenerlas.
El hilo de la seda vegetal era tan fino como una hebra de cabello, sabía Shimamura, y era extremadamente difícil trabajarlo, salvo en las condiciones climáticas de la montaña. Los textos más antiguos sugerían que la frescura del Chijimi provenía del espíritu de la nieve y que fuera tan adecuado para los kimonos de verano era una muestra de las leyes que regían el equilibrio entre los opuestos. [...] Las tejedoras, fue comprendiendo, vivían en penumbras antagónicas al brillo y la frescura del Chijimi que hilaban incansablemente. En aquel libro antiguo Shimamura había leído que aquella práctica era antieconómica, si se comparaban el esfuerzo que demandaba cada pieza y el precio que se obtenía por ella. [...] El oficio se transmitía en cada familia de generación en generación, y sus oficiantes vivían diligentemente y morían en silencio para que los hombres como Shimamura pudieran sentir esa frescura contra la piel durante los meses de verano.
El paisaje se entromete en el argumento continuamente y se diría que forma parte de él, ya que determina en buena medida las acciones de las personas y el curso de lo que se cuenta. Las estaciones, con sus diferencias, motivan variados festejos y atraen a distintos espectadores. Sin duda Komako es lo más vivo de la escena. Tal vez Yoko, la mujer que se hospeda en la misma casa que ella, sea la antítesis de Komako, por su parquedad, su silencio, cierta estabilidad que contrasta con la vacilación juvenil de Komako. Este personaje atrae la atención de Shimamura desde el comienzo, cuando la casualidad hace que viaje en el mismo tren que ella. ....Pero el asombro, la admiración, el encantamiento que le provocan al visitante todas las criaturas de la nieve, no van más allá de la contemplación extasiada de un esteta. No hay compromiso, ni entendimiento real, ni amor en ello, sólo la atenta mirada de un flaneur (lo prefiero al término voyeur, por la connotación exclusivamente sexual que se le atribuye actualmente a este último).
Yasunari Kawabata (1899-1972) Premio Nobel 1968
Pertenece a la escuela Neosensacionista (Shin Kankaku Ha) que se caracteriza por lo intricado y la complicación del estilo ornamental. De un análisis de otra de sus obras, La luna en el agua, he extraido los siguientes fragmentos que sirven para contextualizar e ilustrar el movimiento al que pertenecía el autor y sus características distintivas:
La escuela neo-sensacionista reaccionaba, por motivos diferentes, contra dos tendencias fundamentales que se habían manifestado hasta entonces en la literatura japonesa: la literatura proletariada y la novela autobiográfica. La rivalidad con la literatura proletariada, en la que participaban realistas de izquierda, fue preponderantemente ideológica, ya que estos nuevos escritores pertenecían a una derecha que consideraba a la literatura no como una herramienta para transformar la realidad según lineamientos políticos sino como una actividad cuya finalidad se encuentra en sí misma: el arte por el arte.
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Por otro lado, en Japón, el naturalismo nacido en Francia desembocó en la novela autobiográfica, haciendo prevalecer en el ambiente literario la tendencia a registrar en forma de crónica espiritual los estados anímicos o el verdadero aspecto de la vida humana basándose en la experiencia real del escritor. A este respecto, el grupo Shin Kankaku Ha niega la vigencia de la propia vida del artista en la realización de la obra y pone el énfasis en su "subjetividad", en sus "sensaciones" ante una realidad dada que las despierta.
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No se puede negar que todas las obras de Kawabata encierran elementos fácilmente reconocibles como típicamente japoneses; la noción de lo efímero de las cosas del mundo, la transitoriedad que las embellece, el amor por las manifestaciones de la naturaleza, la facilidad con que sus personajes se enfrentan a la muerte, la melancolía.
El lenguaje del autor remite:
...sensualidad, belleza, soledad, tristeza y omnipresencia de la naturaleza en todos los detalles, por pequeños que sean, de la vida del hombre.