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Sugerencia de la semana: Noche en el hotel, Slawomir Mrozek (microcuento)

miércoles, 22 de diciembre de 2010

La crema del crimen 2, compilación de Josh Pachter

    No sé si Daniel Pennac incluyó entre los derechos del lector el de leer el volumen número dos sin haber leído antes el número uno, pero creo que, de todas formas, habrá estado incluída de manera tácita esta permisividad. Bueno, si se tratara de una novela en dos partes sería algo objetable hacer un post de la segunda parte sin saber las consecuencias narrativas que derivaron en ella, pero como estos son cuentos, y los cuentos, a menos que pertenezcan a una serie de historias correlativas y consecuentes, son unidadades autónomas, se pueden analizar independientemente.
    La cuestión es que encontré este tomo en la biblioteca, de manera fortuita, y si estaba la recopilación antológica anterior, no la vi, ni la busqué. Se trata de un compilación hecha por Josh Patcher, un conjunto de dieciocho relatos en total, escritos por distintos autores norteamericanos a los que se les ha pedido que escogieran el que consideraran el mejor cuento de intriga de toda su producción literatia.     Lo cierto es que son relatos muy entretenidos, simples de leer y llenos del suspenso, característica que saben explotar las narrativas enfocadas en los crímenes, en sus pormenores, su resolución, sus causas y todos los misterios que puedan derivar de ellos. Siempre expermimento una sensación similar a la de resolver crucigramas cuando leo relatos de este género. La diferencia es que muy pocas veces logro identificar al asesino y al final de las historias siempre me termino sintiendo algo inepta (quizás esa sea la intención del escritor, engancharnos como bobos por sospechar de la persona incorrecta o por no ver las evidencias que tenemos en las narices), pues no importa cuánta atención ponga en el relato y en sus detalles, parece que no se trata de estar alerta, parece que más bien se trata de procesar distinto la información a la hora de intrepretar la realidad. Eso es lo que tienen los buenos agentes, los detectives y todas las personas que desentrañan la verdad en estos cuentos, un hábito consistente en una rigurosa concordancia a la hora de inspeccionar escenas, comparar testimonios y decodificar gestos, además de una envidiable memoria capaz de notar las más mínimas contradicciones. Muchas veces, los que resuelven los crímenes, lo hacen a partir de detalles que, a ojos del simple lector, aparecen como insignificancias.     
    Verosímiles son, a mi juicio, todas las historias; quizás un poco menos la de Edward D. Hoch.: El capitan Leopold en un cuarto cerrado, por la increíble premeditación que exige y las artificiosas estrategias que refiere, pero incluso ésta es sucedible, en tanto que la realidad siempre tienda a superar a la ficción, y haya en el mundo un buen puñado de trastornos psicológicos. Si son compatibles con las normativas reales y vigentes de investigación y con los aspectos tanto técnicos, como legales y de otras naturalezas, eso ya no lo sé, pero creo que la literatura no necesita ser ortodoxa en este punto; de otra manera sólo las personas que desempeñaran cargos relacionados estarían acreditadas para narrar historias de esta índole. ....En algunos casos los cuentos se vuelcan a descubrir al asesino, y en otros a encontrar evidencias que lo incriminen o lo absuelvan, pero prevalece la primera opción; en la mayoría de las historias lo que importa es saber quién y para eso es necesario apelar a otras preguntas: cómo, por qué, cuándo, dónde, e incluso quién no. A este respecto es que a veces el cuento concluye con el descubrimiento del verdadero asesino y se nos deja sin saber cómo diablos va a probar el investigador (que ha llegado al descubrimiento a partir de razonamientos lógicos y no de evidencias tangibles) que efectivamente fue él. Pero eso ya no nos importa porque hemos resuelto el crucigrama, hemos despejado x y tenemos la satisfacción de asistir al misterioso procedimiento mediante el cual se ha llegado a la verdad. ....Hay historias que dan un vuelco al final, que nos sorprenden, otras en las que no muere nadie porque el crimen ha sido frustrado magistralmente por la víctima, este es el caso de La segunda profesión. Tenemos un relato en que el asesino confiesa al principio, pero cuál de todos los que confiesan: Alguien está diciendo la verdad. El misterioso caso del Capitan Leopold el que la mató sin matarla. Invitación a un crimen, en el que una viuda invita a un grupo de abogados presenciar el asesinato de su esposo, previa tarjeta en sobre cerrado. ....Lo interesante es que a cada cuento le precede una carilla en la que el propio escritor comenta por qué lo ha elegido, de entre su stock de cuentos, como el mejor relato. ....Hay quien cuenta la situación en la que le surgió la historia, como en La casa de adecuada:
    "El argumento de este cuento surgió en un restaurante barato (...), oí que la mujer de la mesa contigua se quejaba a su acompañante de su madre, una señora de avanzada edad, que se empeñaba en vivir sola en un enorme caserón vacío, y que deliberadamente exigía un precio demasiado alto por la propiedad, con el propósito de demorar su venta todo lo posible."
    Algunos confiesan otras cosas. Así, por ejemplo, James Yaffe dice: 
    "Jamás quedo completamente feliz cuando acabo una historia de detectives porque no puedo considerarla del todo seria; es decir siento que no encara temas de importancia universal, ni muestra personajes de verdadera complejidad y profundidad, ni proporciona una versión vívida, detallada y comprometida del mundo real. " 
    "Los cuentos detectivescos no estan interesados en despertar nuestro temor ni nuestra compasión, ni en hacernos penetrar en profundidad en los interrogantes humanos más complejos; solamente se interesan por despertar la curiosidad." 
    Y yo repito que hay muchos tipos de literatura, y muchas intenciones al ir a leer, y que no necesariamente puede haber un concepto que aúne todas las formas de expresión que constituyen a la literatura; adjudicarle una cualidad estética a su forma por toda definición, o insistir en la estructuración como característica universal y absoluta, me parece erróneo. Ya Terry Eagleton se encargó mejor del asunto. La literatura es según la pieza que se tenga. En algunos casos predomina lo estético, en otros el compromiso social y, en algunas ocasiones, se fucionan; eso cuando no predomina alguna otra cualidad. En el caso de Recuerdos de mi madre y El esclavo liberado, aspectos de fuerte compromiso social se mezclan con una destreza lúdica a la hora de relatar los acontecimientos. 
    Aquí les detallo los relatos que contiene esta antología y sus respectivos autores. Los azules, siempre, mis preferidos: La casa adecuada, por Henry Slesar. Adiós, pa..., por Joe Gores. El capitán Leopold en un cuarto cerrado, por Edward D. Hoch. La segunda profesión, por James Holding. La muchacha que vendía dinero, por Dan J. Marlowe. Un problema de faldas, por Florence V. Mayberry. Primer delito, por Ed McBain. Alguien está diciendo la verdad, por Patricia McGerr. Azabache, por Francis M. Nervins, Jr. Invitación a un crimen, por Josh Pachter. Siete pequeñas cruces en una agenda, por Georges Simenon. Una mera trama de jacintos, por Julian Symons. El esclavo liberado, por Lillian de la Torre. B., de botín, por Lawrence Treat. Recuerdos de mamá, por James Yaffe. Un hermoso espectáculo, por Janwillem van de Wetering. El cuarto cerrado, por Peter Lovesey. El hombre incontenible, por Michael Gilbert.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Páginas envenenadas, El halcón del rey Sinabad & El nombre de la rosa

...."Pero el rey, lleno de impaciencia no le escuchaba ya; cogió el libro y lo abrió, pero encontró las hojas pegadas unas a otras. Entonces metiendo su dedo en la boca, lo mojó con su saliva y logró despegar la primera hoja. Lo mismo tuvo que hacer con la segunda y la tercera hoja, y cada vez se abrían las hojas con más dificultad. De ese modo abrió el rey seis hojas, y trató de leerlas, pero no pudo encontrar ninguna clase de escritura. Y el rey dijo: '¡Oh médico, no hay nada escrito!'

...."Y el médico respondió: 'Sigue volviendo más hojas del mismo modo'. Y el rey siguió volviendo más hojas. Pero apenas habían pasado algunos instantes circuló el veneno por el organismo del rey en el momento y en la hora misma, pues el libro estaba envenenado. Y entonces sufrió el rey horribles convulsiones, y exclamó: '¡El veneno circula!' "

El halcón del rey Sinabad, Las mil y una noches


....Les dejo esta curiosidad que hallé. Un cotejo interesante entre una idea que aparece en un antiquísimo cuento y que se retoma en la novela de Umberto Eco: El nombre de la rosa. Como podrán ver, el tópico del libro con bordes envenenados se repite en ambos textos. ¿Se habrá Umberto Eco inspirado en este relato al momento de escribir su gran obra maestra? Yo creo que es muy probable, un autor de la talla de Eco no debe de ignorar Las mil y una noches. La verdad es que no he consultado bibliografía sobre la novela en cuestión. En todo caso, de ser esta la fuente del modus operandi del asesino de Eco, ha sido un gran trabajo el de construir tremenda obra a partir de una simple idea. La intertextualidad, esa capacidad de rescatar y remodelar, reconstruir trayendo del pasado o aunando fragmentos, siempre me inspiró admiración. Es como un reciclado de conceptos o de hechos que son resignificados, vueltos a usar, pero de distinta manera.
Los libros hablan entre ellos
, dice Guillermo en la novela.
....La literatura es una práctica semiótica, dice Julia Kristeva. Yo estoy de acuerdo. Es más, de los tantísimos y disímiles conceptos, a veces encontrados, que se concibieron de Literatura en diferentes épocas y bajo diferentes puntos de vista, me quedo con el de ella; se pude alegar que es bastante general , incluso se puede objetar que todo es una práctica semiótica, no sólo la literatura. Pero bueno, también Julia Kristeva dice que todo es susceptible de transformarse en literatura. Al menos, me conforma más que aquel concepto que pretende englobar todo en una intensión estética. A veces la hay, pero a veces creo que no, o que, al menos, no prima. Incluso si la estética fuera la caracterísita primordial de la literatura, habrá claros conflictos a la hora de delimitar qué es bello y qué no, porque ello es algo condicionado por el medio en donde el individuo se desarrolla y por los paradigmas de belleza que estén en vigencia a la hora de discernir lo que es bello de lo que no lo es.

...."—¡Entonces no es cierto que me consideras tan perspicaz, Jorge! Tú no lo ves, pero llevo guantes. Con este estorbo en los dedos no puedo separar un folio de otro. Tendría que quitármelos, humedecerme los dedos en la lengua, como hice esta mañana cuando leía en el scriptorium y de golpe comprendí también este misterio, y debería seguir hojeando el libro así hasta que mi boca hubiera recibido la cantidad adecuada de veneno. Me refiero al veneno que un día, hace mucho tiempo, robaste del laboratorio de Severino, quizá porque ya entonces estabas preocupado tras haber oído a alguien en el scriptorium manifestar su interés por el finis Africae o por el libro perdido de Aristóteles, o por ambos a la vez. Creo que tuviste guardado el frasco mucho tiempo, reservándote su uso para cuando advirtieses algún peligro. Y lo advertiste hace unos días, cuando Venancio se acercó demasiado al tema de este libro…"

El nombre de la rosa