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Sugerencia de la semana: Noche en el hotel, Slawomir Mrozek (microcuento)

martes, 31 de mayo de 2011

Cuentos desconcertantes o... despejar X, Dostoievski /Cortázar

Novela en nueve cartas Fiódor Dostoievski
Se trata de un cuento que se compone de nueve enrevesadas cartas. Lo que en ellas no se dice (porque es de común conocimiento de los amigos que se cartean) genera un hueco en el relato. Si bien la narrativa es de corte realista, lo implícito (y cierta reticencia a hablar claramente, quizás por decoro) hace que no se sepa qué diablos está pasando, a eso agréguese que cada participante conoce de manera individual cosas que el otro ignora. ....Genera desconcierto llegar al final de la cómica correspondencia y tener que retroceder para poder captar, por fin... ¿ y lo habré captado bien?
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Son textos que exigen una ardua participación lectora, un seguimiento minucioso y un atento escrutinio de los más insignificantes detalles. Desentrañar el contenido, despejar X, requiere a veces más de una lectura. Me parecieron cuentos ocurrentes y lúdicos, que apelan a la intervención del que lee para la construcción del sentido. Buenas alternativas para la ejercitación del cerebro.
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Sobremesa
Julio Cortázar
Este otro se desarrolla en cinco cartas. Es de extensión menor y de corte fantástico. Al igual que en el de Dostoievski, los amigos van agriando su trato, que comienza muy caballeroso y cortés, a medida que intercambian correspondencia. Hay algo que sucede, sucedió o está por suceder que mantiene en ascuas al lector demandándole cierto esfuerzo interpretativo. O quizás uno de ellos miente. ....La metafísica está presente. El sentido un poco trastocado del tiempo ya viene advirtiéndose en el epígrafe: El tiempo, un niño que juega y mueve los peones. Heráclito

sábado, 28 de mayo de 2011

Saramago, una mirada triste y lúcida, Andrés Sorel

Para los que gustan de Saramago, este es un libro interesante, ya que nos acerca a él, más que a sus obras o, quizás, nos hace verlo a través de ellas. Con tono reflexivo, algo nostálgico, el autor ha querido mostrarnos al ser humano que hay detrás del escritor, cuáles son sus ideas, cómo ve el mundo y cuánto reniega del capitalismo, del consumismo, de la mercantilización de la cultura, de la tiranía de los medios de comunicación y de la burocratización de los partidos políticos. Lo que inquieta a Saramago (se me hace imposible utilizar el pasado), y está expuesto en múltiples paráfrasis y citas textuales, es la incapacidad del ciudadano de intervenir en las circunstancias de la vida pública. La incapacidad de pensar, no ya por sí mismo, si no ya de pensar, lisa y llanamente. El mundo de ciegos brutales que habitan sin nombres en Ensayo sobre la ceguera da buena cuenta de esta visión. Esa uniformización del pensamiento, esa masificación de la cultura, hizo que el escritor tuviera a bien representar a los individuos por sus roles, la mujer de, el médico o el niño estrábico. ....Hay múltiples datos que nos interesan a los que seguimos a José Saramago, como sus gustos personales, anécdotas, fragmentos de cartas y transcripciones de partes de conferencias, interpretaciones de hechos históricos, oficios que desempeñó, roles que tomó, circunstancias que lo marcaron, algunas fotografías, etc.
Y de fondo la música. (...) música, me dice, que ama, como esos estudios de Chopin que escuchamos, el opus 25 número 12 en do menor es su preferido.
El autor viaja a los lugares clave en la vida y en la obra de Saramago y apunta sus impresiones, siempre preñadas de recuerdos que comparte con el escritor biografiado. Describe las localidades, compara con el pasado, advierte la vertiginosidad del progreso, la ignorancia creciente y complaciente en que se solaza nuestro mundo, lleno de gentes que han dejado de ser y han pasado a tener sin pararse a reflexionar en lo que esto acarrea, ni en cómo afecta al planeta. 
Por su condición económica, Saramago postergó el estudio y aprendió a temprana edad el oficio de cerrajero. Fue mecánico, trabajó en el Hospital Civil de Lisboa y en las oficinas del registro civil. Ya escritor, fue influido especialmente por el jesuita Antonio Vieira, de quien tomó el conceptualismo y la tendencia al barroquismo, y también por Fernando Pessoa y Cammoes, entre otros.
Ese gusto por la oralidad, cierto tono bíblico, el relato sin pausa, la mezcla de estilos que se encuentra bien en el tono bíblico, de sermón moral o en la ironía cáustica del narrador que va introduciendo al lector en la historia y el análisis de la condición moral y ética de cuanto le rodea, explica, es parte de la herencia de Vieira asumida por Saramago, como asume la de muchos otros creadores que justifican la célebre explicación borgiana de que uno antes que escritor es lector.
Después del primer libro, Tierra de pecado, como ya sabemos, calló por diecinueve años. Hay algunas verdades que el mundo rechaza. Cuando retomó la pluma, lo hizo con poesía. Fue la única vez que incursionó en el género lírico y al parecer fue inducido por el impacto que le ocasionó la obra poética de José Regio.
Algunos, muchos, no quieren ver la mirada de Saramago, porque es una mirada lúcida y penetrante, éticamente irreprochable. Ellos se lo pierden. La mirada de un pesimista que no se conforma con ser otro ciego de los que exhiben en los salones de moda. Un pesimista a la manera que Mario Benedetti definió este concepto: un pesimista es un optimista bien informado.
Sorel define el estilo de Saramago como antiacadémico, humorístico, desacralizado y lleno de guiños intertextuales. Entre las muchas citas de Saramago que el autor inserta en el libro, no ya de su obra literaria, si no de sus opiniones públicas, disertaciones, entrevistas, ensayos, cartas, etc., hay mechadas valiosas palabras de otros intelectuales, que vienen a afirmar conceptos, a aclarar situaciones y a presentar escritores cuyas opiniones los vuelven de apetecible lectura.
Fragmento de la cita que hace Sorel de H. M. Enzensberger: El analfabeto secundario es producto de una nueva fase de industrialización. El medio ideal para el analfabeto funcional es la televisión. Al hecho de ser retrasado mental es a lo que debe la televisión su encanto, su irresistibilidad, su éxito.
Cita a Schopenhauer El optimismo en las religiones, como en la filosofía (podríamos añadir nosotros y en la literatura) es un error fundamental que cerca el camino a cualquier verdad.
Hace un recorrido de los libros de Saramago y va desentrañando su sentido y su intensión, develando algunos puntos de contacto con otros libros, desmadejando su sentido filosófico y político. Impulsa algunas interpretaciones que a los lectores se nos pasarían por alto por no conocer la historia del país del autor, la idiosincrasia cultural, la vida de éste, su forma de pensar, etc.
Puedo decir, que luego de esta lectura, me han invadido ganas de leer Memorial de convento (que a Umberto Eco ha deslumbrado), Todos los nombres (la que me falta para completar la trilogía que forma junto a Ensayo sobre la ceguera y La caverna, esta última es una espectacular mirada al consumismo y a la mentira en que vivimos inmersos) y Alzado del suelo, que denuncia la brutalidad de la represión policíaca y de la censura política, entre otras cosas (con base en hechos reales).
Para dar apellido al protagonista de la novela Alzado del suelo, el denominado Maltiempo, Saramago acudió al cementerio de Montemor, buscando en las lápidas apodos y nombres (...) Saramago no puede leer el capítulo que narra las torturas y asesinatos de uno de los protagonistas. Lloraría al releerlo, me reconoce.
La política es un tema transversal en este estudio. Saramago era comunista, de los que no se esconden, y este su condiscípulo se encarga de develar un poco la historia escondida tras la historia oficial, o tras el olvido, o tras la demonización de un partido tenido por terrorista.
Sin concesión alguna a los auténticos dioses que nos gobiernan: los de la Iglesia, el capital y el mercado, Saramago es la consciencia crítica y solidaria, el escritor y el ciudadano que no puede sentarse a la mesa del recompuesto poder.
Sorel nos deja ver cuánto le interesaba a Saramago el asunto de la educación, cuánto le preocupaba la degradación de ésta y la pérdida general de valores humanos. También nos previene del desprecio de ciertas elites de intelectuales hacia los escritores llamados socialmente comprometidos. Ahora está de moda escribir para entretener.
Pero los maestros no son valorados, no son el "ejemplo" para quienes ensalzan sin embargo a corruptos personajes que triunfan en la política, los negocios, los deportes, la cultura del espectáculo, lo peor de la vida pública. Y lo que se obtiene es el estímulo a la violencia, la perversión de los valores humanos, se alimenta el miedo y las familias se encuentran cada vez más desorientadas, pues lejos de educar acaban cobrando temor al los hijos y por eso ya no se enfrentan a ellos, explicó Saramago.
Estas de abajo son algunas de las citas textuales que el autor hace de Saramago, recogidas de diversos medios:
Quisiera una prosa descansada, tranquila, que dijera las cosas más serias de forma simple. Una prosa que se ayudara a sí misma y en la que yo no interviniera.
Me veo como un narrador oral cuando escribo (...) Ahora bien, el narrador oral no usa puntuación, habla como si estuviera componiendo música. (...) Determinadas tendencias que reconozco y confirmo (estructuras barrocas, oratoria circular, simetría de elementos) supongo que me vienen de una cierta idea del discurso oral tomado como música.
Las tres enfermedades del hombre actual son la incomunicación, la revolución tecnológica y la vida centrada en su triunfo personal.
Yo quiero que en mi lápida diga "Aquí yace, indignado, José Saramago"
.Este libro se editó en 2007. Saramago murió en 2010 y fue cremado, por tanto, no hay tumba, pero sí una piedra que reza: "pero no subió a las estrellas, si a la tierra pertenecía" (frase tomada de su novela Memorial del convento). Sus cenizas fueron depositadas en partes iguales en su Azhinaga natal y en la isla española de Lanzarote donde murió.

sábado, 14 de mayo de 2011

La fuerza bruta, John Steinbeck

Escrita en 1936, fue la primera obra del autor y despertó polémica por la crítica social que encarna. Redactada con lenguaje sencillo, ágil y fluido, diálogos profusos y descripciones ocasionales, es una novela que me resultó atrapante. Expone la vida de unos trabajadores del sur de Norteamérica en la época de la Gran Depresión (años treinta). Los sueños aparecen como medio de sobrellevar una rutina cotidiana, ardua y desesperanzada y contrastan con la realidad, una escena de campesinos sin techo, sin familias y sin otro destino que el de la dependencia laboral, la jornada agotadora y el futuro incierto, generalmente frustrante. Los campesinos son a menudo personas marginadas: negros, mutilados o viejos, gente que no tiene otro lugar donde vivir, que vaga de puesto en puesto. George y Lennie son un dúo inseparable que llama la atención en un contexto donde la individualidad es la norma. Lennie tiene un severo retraso mental, es inocente, pero robusto y enérgico, y a menudo es incapaz de controlar su fuerza. Fue confiado por su finada tía a George y éste se comprometió a cuidar de él, mas no teniendo hogar, debe llevarlo de un lado para otro y lograr que lo acepten como peón.
-No te lo quito para hacerte sufrir. Ese ratón se estaba pudriendo; y además, lo habías roto de tanto acariciarlo. Cuando consigas otro ratón más fresco, te lo dejaré un tiempo. Lennie se sentó en el suelo y dejó caer la cabeza, desconsolado. -No sé dónde habrá otro ratón. Recuerdo que una señora me daba ratones... Todos los que conseguía. Pero esa señora no está aquí. -¿Señora, eh? -se burló George-. Ni siquiera te acuerdas de quién era esa señora. Era tu tía Clara. Y ella misma dejó de darte ratones. Siempre los matabas. Lennie alzó tristemente la vista. -Eran tan pequeños -dijo, disculpándose-. Yo los acariciaba y enseguida me mordían los dedos, y yo les apretaba un poco la cabeza, y entonces se morían...
El carácter de cada personaje está bien definido, el escritor hace gala de una admirable facilidad para plasmar arquetipos. George y Lennie se emplean en un rancho para cargar bolsas de cebada, entre otras cosas. La serie de sucesos que se despliegan desde su llegada, y que culminan con su trágica partida, expondrán el entramado social. La pirámide de jerarquías y subordinaciones, los prejuicios raciales, la frialdad práctica y atroz, los estrictos códigos que rigen el trato entre hombres, son algunos de los aspectos que saltan a la vista. Hay sin duda una melancolía subyacente, un clima de decepción general que se mantiene a raya gracias a una chispa de esperanza y a la resignada obediencia que mantiene el orden, las estructuras de autoridad. Se me ocurre decir que es una narración de gente que sobra. La primera muestra de esta sobra se da cuando un perro viejo es ejecutado por uno de los compañeros de cuarto porque hacía mal olor y ya no servía para nada, frente a la impotencia del triste dueño que reniega de sacrificarlo pero no se atreve a oponerse.
John Steinbeck (California 1902-New York 1968) Premio Nobel de Literatura 1962
-Oiga, ¿qué diablos le pasa a ese tipo? Lennie no le hizo nada. El anciano miró cautelosamente a la puerta para asegurarse de que nadie le escuchaba. -Es el hijo del patrón -contestó quedamente-. Es bastante peleador. Ha boxeado bastante. Es peso ligero, y bastante pendenciero. -Bueno, que sea peleador -admitió George- pero no tiene por qué meterse con Lennie. Lennie no le hizo nada. ¿Qué tenía contra Lennie? El barrendero reflexionó un momento. -Bueno..., te diré. Curley es como muchos otros hombres pequeños. Odia a los grandulones. No hace más que buscar pendencia a los grandulones. Como si se enojara con ellos porque él no es grande. Habrás conocido tipos así, ¿verdad? Siempre buscando pendencia.
Lennie, a causa de su retraso, no ha internalizado los patrones de conducta de su época, su moralidad se reduce a normas básicas, es por eso que no comprende que no debe hablar con ciertas personas, como por ejemplo, con el negro o con la mujer (sectores segregados de la sociedad, reducidos a meras posesiones). ....Luego de terminado el libro, me pareció que la fuerza bruta no debe de referirse a la del obvio fortachón, ese ser vulnerable, dependiente y enérgico que es centro del relato, ese niño-adulto que no tiene malas intenciones, sino mera torpeza física. La fuerza bruta es la que hay en torno, la que dicta sentencias, margina, golpea, explota y obliga a la gente a convertirse a la brutalidad como único medio para soportarla. Of mice and men* es el título original, cuya traducción literal es De ratones y de hombres (título que lleva la película rodada en 1992, protagonizada por John Malkovich, en el papel de Lennie y Gary Sinise, en el de George). El film es fiel y los diálogos son textuales, por lo menos en la versión doblada al español que he visto.
Hay también una versión clásica, filmada en 1939. *Título tomado de un poema del escocés Robert Burns To a mouse: Pero pequeño ratón, tú no estás solo, en mostrar que la previsión puede ser vana. Los mejores proyectos de hombres y ratones a menudo salen mal, y no nos dejan más que amargura y dolor, ¡en lugar del placer que prometían! A pesar de todo ¡tú estás bendecido en comparación conmigo! A ti sólo te afecta el presente: ¡Pero oh! Yo miro atrás, en retrospectiva fría y sombría Y hacia adelante, aunque no puedo ver, ¡Y especulo y tiemblo! El mensaje final, íntimamente relacionado con el poema, es que ningún proyecto hecho por el ser humano es infalible, ya que el futuro es incierto, y que nadie puede estar preparado para el porvenir, pues éste siempre toma por sorpresa y obliga a redireccionar la marcha.

jueves, 5 de mayo de 2011

Sobre la procreación humana, José Saramago / Flannery O'Connor


...pero qué triste la gente sin otra finalidad en la vida que la de hacer hijos sin saber por qué ni para qué. Para continuar la especie, dicen aquellos que creen en un objetivo final, en una razón última, aunque no tengan ni idea de cuáles son y nunca se hayan preguntado en nombre de qué tiene que perpetuarse la especie, como si fuese ella la única y última esperanza del universo.
Caín, José Saramago


—Los tiempos están cambiando —afirmó ella—. ¿Sabes tú lo que está sucediendo en el mundo? Está creciendo. Hay tanta gente que solo aquellos que son inteligentes, activos y ahorrado­res van a poder sobrevivir—. Recalcó las palabras inteligentes, activos y ahorradores golpeándose la palma de la mano.
[...]
—¿Y cómo es qu'hay tantos? —preguntó él.
—La gente es egoísta —respondió ella—. Tienen demasiaos críos. Eso ya no tiene sentido.
La persona desplazada, Flannery O'Connor

lunes, 2 de mayo de 2011

Caín, José Saramago

Si en El evangelio según Jesucristo nos da una versión del Nuevo Testamento, en este libro nos da una sobre el Viejo Testamento. Si en el primer libro pone en jaque a las creencias de los cristianos, en este otro apunta a las de los hebreos, aunque, claro está, están incluidas en el cristianismo. Comienza a narrar desde la creación de Adán y Eva, incluyendo el diluvio universal, pasando por todas aquellas vicisitudes que tienen especial relevancia en la religión. Hace de Caín un personaje testigo, e incluso, intervencionista, en diversos momentos y lugares. Caín viaja por el tiempo y por el espacio involuntariamente. Tiene un hijo con Lilith; es él quien detiene el brazo filicida de Abraham; observa indignado cómo Dios destruye la torre de Babel; defiende la libertad de culto cuando sucede lo del becerro de oro; le parece un abuso de Dios lo que le hace al pobre y fiel Job; se espanta ante la masacre de Sodoma (con tantos niños y mujeres inocentes quemados vivos); y no le gusta nada la decisión caprichosa del Señor de terminar con el humano mandando un diluvio, como si eso garantizara que la nueva descendencia no fuera a incurrir en los mismos errores. Se cuestionan desde todo punto de vista las inconsistencias bíblicas y los sinsentidos.
Clama a los cielos la imprevisión del señor, ya que, si realmente no quería que le comiesen el fruto, fácil remedio tendría la cosa, habría bastado con no plantar el árbol
Por supuesto y, igual que en El evangelio según Jesucristo, Saramago confronta y pone en evidencia la gran contradicción inherente al cristianismo: el libre albedrío y la predestinación. Dios es el hacedor de todas las cosas y mueve a todos los seres. ¿Cómo entonces tendrían ellos libertad de acción si todos sus movimientos ya están determinados antes de nacer? ¿De quién es entonces la culpa de los actos de maldad humana? ¿Cómo han de escaparse los hombres a los designios de Dios cuando estos los lancen hacia el pecado? Dice Caín a Dios cuando éste viene a ponerle la marca en la frente por su crimen:
Sí, es verdad, yo fui el brazo ejecutor, pero la sentencia fue dictada por ti.
La extraña protección que ofrece Dios al culpable en la Biblia (eso de ponerle una marca en la frente denotando su criminalidad, pero jurarle resguardo ante cualquier posible atacante) queda explicada en la versión saramegeana como un cargo de consciencia divino por tener culpa compartida. Pues, aún si no fuera suficiente el hecho de que todo sucede por voluntad exclusiva de Dios, está el acontecimiento desencadenante: que Dios haya preferido la ofrenda de Abel y haya desdeñado a la de Caín, que haya sembrado discordia entre los hermanos estableciendo preferencias. Luego, sucede lo de Abraham:
El lector ha leído bien, el señor ordenó a abraham que le sacrificase su propio hijo, con la mayor simplicidad lo hizo [...] Lo lógico, lo natural, hubiera sido que abraham mandara al señor a la mierda, pero no fue así. [...] Les dijo entonces a los criados, Quedaos aquí con el burro que yo voy hasta más arriba con el niño a adorar al señor. Es decir, además de ser tan hijo de puta como el señor, abraham era un refinado mentiroso.
La incisiva, irónica y, hay que decirlo, cómica mirada de Saramago les da un sentido y un tono distinto a los acontecimientos. Transcribo este diálogo entre Isaac y su padre alterando la forma original para que quede claro quién habla en cada ocasión (Saramago separa un diálogo de otro por una coma y una mayúscula, sin hacer uso del guión o de las comillas):
Isaac: Padre, qué te hecho para que quisieras matarme a mí que soy tu único hijo Abraham :Mal no me has hecho, isaac [...] La idea fue del señor. Isaac: Y qué señor es ese que ordena a un padre que mate a su propio hijo Abraham: Es el señor que tenemos, el señor que estaba aquí cuando nacimos [...] Isaac: Y si ese señor tuviera un hijo también lo mandaría a matar. Abraham: El futuro dirá. [...] Isaac: Y si tú hubieras desobedecido la orden, qué habría sucedido. Abraham: Lo que el señor suele hacer es mandar la ruina o una enfermedad a quien le falla. Isaac: Entonces el señor es un rencoroso.
Las mujeres en las novelas de Saramago tienen roles decisivos, no son adornos. Le gusta poner en evidencia el machismo, casi que queda como la gran debilidad del hombre débil, valga la redundancia. En ese sentido, me siento segura al leerlo, sé que no encontraré esos molestos guiños que algunos escritores hacen a los lectores masculinos. Al contrario, Saramago no se avergüenza de poner al género masculino en ridículo a causa de su machismo. Hay que notar la sorna con que relata el episodio de Adán tras morder la manzana, pues éste le echa la culpa a Eva y Dios la condena a padecer siempre el gobierno del hombre. Sabemos que Saramago es ateo y que, en virtud de eso, no está acusando a Dios de todo lo que le imputa, sino a las criaturas que lo crearon: los humanos. Dios es creación humana, por ende, todas sus características serán una trasposición, estarán al servicio de los ideales en boga y servirán de comodín para diversas injusticias. ....Lilith, que se enamora de Caín, le pide a éste que mate a su esposo, pues su esposo ha pasado sobre la gran autoridad que es Lilith en su tierra y ha querido asesinar a su enamorado. Claro, Lilith se siente incapaz de cometer el crimen, y Caín le dice:
Hombres que matan mujeres es cosa de todos los días, matándolo tú a él tal vez inaugures una nueva época.
Pero como ninguno de los dos tiene la suficiente maldad para acometer un asesinato, el marido vive hasta perecer de muerte natural. Es de destacar que al escritor le gusta invertir los planos, poner a los supuestos buenos como malos y a los llamados malos como víctimas de los buenos. Los que por tradición religiosa son buenos se vuelven malos a raíz de su conservadurismo, su pasividad y su obediencia irreflexiva y los que tradicionalmente se conocen como malos se descubren buenos porque no temen emitir su juicio sobre los designios divinos, cuestionándolos y rebelándose ante ellos. Estos últimos son los desventurados de la historia, los estereotipos, víctimas de la universalización de una parábola ejemplificatoria sacada de contexto, reformada o de dudosa interpretación ética. ....En el pasaje de la Torre de Babel:
Un habitante: Probablemente ni ruinas habrá, hay por ahí quien le ha oído decir al señor que mandará un gran viento para destruirla, y lo que el señor dice, lo hace. Caín: Los celos son su gran defecto, en vez de estar orgulloso de los hijos que tiene, prefiere dejar que lo venza la envidia, está claro que el señor no soporta ver a una persona feliz.
Caín encarna la racionalidad. Libre de prejuicios y del pensamiento supersticioso o ávido de milagros, no se conforma con explicaciones complacientes. Piensa claramente y no siente temor a Dios. Esto es lo que Caín advierte en el pasaje en el que Lot es emborrachado por sus hijas que se acuestan con él para darle descendencia, (ya que su mujer ha muerto convertida en sal por mirar hacia atrás por la maldad divina).
A un hombre borracho de esa manera, hasta el punto de no darse cuenta lo que está pasando, la cosa simplemente no se le levanta, y si no se le levanta la cosa, entonces no puede haber penetración y, por tanto, de engendrar, nada. Que el señor haya admitido el incesto como algo cotidiano y no merecedor de castigo [...] no es nada que deba sorprendernos [...] Es posible, aunque esto no pase por ahora de una simple hipótesis de trabajo, que la liberalidad del señor en esto de hacer hijos tuviera que ver con la necesidad de suplir las pérdidas en muertos y heridos que sufrían los ejércitos propios y ajenos.
Se pone en evidencia la parcialidad del señor, que se alía con el ejército israelita y masacra a las poblaciones de los alrededores sin ninguna compasión divina, como si de ellos no fuese dios. Así, se destruye a los madianitas, se toman sus bienes, se matan a sus hijos y se expropian a sus mujeres. Se destruye Jericó y se tira abajo su templo. Se saquean y se incendian un sinfín de ciudades en nombre de Dios y con su protección y connivencia. Al final, Caín, provisto siempre de un pragmatismo inenarrable, dice:
Me voy, ya no soporto ver tantos muertos a mi alrededor, tanta sangre derramada, tanto llanto y tantos gritos, devuélvanme mi burro, lo necesito para el camino.
Nota: Los sustantivos propios aparecen en este libro en minúscula.
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El que haya leído algunos de sus libros quizás recuerde que la mayoría están dedicados a Pilar. He visto esta película, fragmentos recopilados de distintos momentos que pasó con ella, una periodista española con la que compartió las últimas décadas de su vida. Su compañera, su pilar (dice en alguna dedicatoria) y su amor, a ella debemos las traducciones al español de casi la totalidad de la obra de José Saramago.

.El film fue grabado cuando él ya estaba enfermo y temía no llegar a terminar El viaje del elefante. Por suerte tuvo tiempo para finalizarla e, incluso, para escribir una más, la última: Caín.