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Sugerencia de la semana: Noche en el hotel, Slawomir Mrozek (microcuento)

miércoles, 26 de enero de 2011

Magos y místicos del Tibet, Alexandra David-Neel


Un libro atrapante. Se trata de los apuntes que Alexandra David Neel (1868-1969) tomó durante su larga estadía en el Tibet. Su trayecto hacia Lhasa, capital de dicho territorio, queda eternizada en la obra anterior Viaje a Lhasa, el que será más una crónica de viaje, un volumen dedicado al relato minucioso de los acontecimientos sucedidos durante el peligroso y tortuoso trayecto. 
En éste, editado en 1929, la autora logra penetrar en el corazón del lamaísmo y se deleita en contarnos sus secretos, sus creencias, sus extravagancias, el asombroso control mental de los iniciados en las artes de la contemplación, la meditación y el retiro espiritual. El Tibet que nos presenta es el de la primera mitad del siglo XX. Un Tibet poco simpático con los extranjeros, y muy celoso en cuanto a develar sus métodos de entrenamiento y sus creencias religiosas. 
Son muy pocos los extranjeros que se han acercado al monje rey, retirado en su ciudad santa, en el " país de las nieves". No resultaba fácil abordarle; hasta mi visita, se negó repetidamente a conceder audiencia a ninguna mujer que no fuese tibetana. Fui la primera con quien hizo una excepción[...] 
Una occidental empapada de las doctrinas budistas era algo inconcebible para él. Si hubiese desaparecido mientras hablaba, no se hubiese sorprendido. [...] Rendido a la evidencia al fin, el Dalai Lama quiso informarse sobre mi maestro. "Si algunos extranjeros han aprendido de veras nuestro idioma-decía-y leído nuestros libros sagrados, su mensaje se les ha escapado" 
"Precisamente-le contesté-porque temo que algunas doctrinas religiosas del Tibet hayan sido mal interpretadas, me atrevo a dirigirme a usted para que me las aclare" Mi respuesta agradó al Dalai Lama: no sólo me dio explicaciones, si no que más tarde, me entregó un memorial.

Autobiográfico, pero con una narradora más testimonial que protagonista, es un libro extraordinario, en el sentido cabal del término (narra acontecimientos que están fuera de lo ordinario). Las anécdotas bien podrían recortarse y compilarse en un libro clasificable dentro del género fantástico. Escéptica es, sin embargo, a mucho de lo que le refieren. La autora sabe deslindar exageraciones, alucinaciones, visiones de trance, productos sugestivos, de realidades materiales. Aunque esto último, enunciado así, carezca de sentido para los tibetanos, pues uno de los fines del entrenamiento es la objetivación de lo imaginado, es decir su materialización. Ellos son conscientes de la sugestión, la pretenden, la llevan a límites insospechables. No niegan que sus visiones sean producidas por su mente, niegan que haya algo que no lo sea. De esta forma, al ser todo producto de la ilusión humana, el humano ha de ser capaz de modificarlo todo. La idiosincrasia tibetana hace que los fenómenos más prodigiosos sean motivo de admiración, no por el prodigio en sí, que no les produce el menor asombro, sino por el talentoso artífice, al que admiran y tratan de imitar. 
Es un lung-gom-pame dijo Yodgen. Ya he visto algunos iguales. Llevan cadenas para hacerse más pesados, porque la práctica del lung-gom les aligera tanto el cuerpo que se exponen a flotar en el aire.
Porque David Neel es escéptica se le cree mucho más cuando narra sucesos vividos en carne propia. Nunca deja de advertir las exageraciones y las meras inferencias de aquello que pudo haber pasado, pero que los nativos, aseguran que pasó. Aún así, experimenta por sí misma la telepatía, la práctica del tumo (regulación de la temperatura corporal), tres encuentros fortuitos con fenomenales lum-gom-pas (monjes ejercitados mediante la respiración rítmica y métodos gimnásticos, capaces de mantenerse corriendo durante horas y días a una velocidad constante y que, según cuentan, practican la levitación), monjes que mueren en la fecha que ellos mismos han previsto, niños que reconocen los objetos de un difunto mezclados entre muchos otros que no le pertenecieron (lo cual, para los lamaístas, certifica que el niño es avatara o tulku del muerto, esto es, su espíritu reencarnado, con lo que, se le cede el lugar que el antiguo morador ocupaba en el templo). Además de tener visiones inquietantes, y para peor, compartidas. 
Se narra el recorrido por diferentes sitios, monasterios o cabañas, de los monjes budistas, los lamas, los ascetas y los anacoretas. Hay distintas vetas dentro del lamaismo, y distintos niveles. Aprende un poco con cada uno, se recluye junto a los anacoretas, medita junto a los contemplativos, se somete a los rituales de inciación, aprende en los círculos más prestigiosos y también al lado de gomtchems (místicos contemplativos). 
¿En cuántos seres nos podemos reencarnar luego de fallecer? Hay seis especies, dice el lamaismo, procurar aspirar a reencarnarse en dioses, más si no podés, hacelo en humano. ¿De qué depende? De la sabiduría que el sujeto en cuestión haya alcanzado en su vida, la cual le ayudará a sortear las tentaciones del bardo, y llegar a buen puerto. ¿Qué es la sabiduría? Al parecer, aprender a ser indiferente ante los placeres terrenales, lograr un poder de concentración superlativo, cierto grado de indiferencia ante el mundo. Alcanzar el Nirvana sería, en suma, la mayor aspiración, una pretensión muy alta para la mayoría de los miembros. 
El mundo religioso tibetano se divide en dos partes esencialmente: los que preconizan la observación de los preceptos morales y los que prefieren un método puramente intelectual, nos dice la autora. 
Todos los ejercicios mentales tienen por motivación última el desarraigo terrenal y la disolución de ideas establecidas. La autora nos describe varios de ellos, paso por paso. 
Así habla del maestro respecto de su estudiante: 
desarraiga de éste la fe que concedía a las ideas, a las percepciones, a las sensaciones generalmente reconocidas por verdaderas, y no le permite reemplazar éstas por una nueva fe en las nociones paradójicas que le propone. Unas y otras no son más que relatividad y pura ilusión
.Para los tibetanos, que acostumbran a moldear el mundo por medio de la mente, a construirse dobles de sí mismos, tantos como quieran, o incluso ayudantes imaginarios llamados tulpas, los cuales muchas veces se tornan hostiles, los límites entre la realidad y la imaginación no existen. Todo es ilusorio, y así como se saben capaces de manejar las ilusiones que crean deliberadamente, se consideran capaces de manejar las que no tienen consciencia de haber creado, es decir, todo cuanto los rodea. Así, hay esferas que se jactan de modelar el clima, mitigar los vientos, atraer las lluvias.
Hay magos y hechiceros. Hadas (dakinis) y demonios. Estos últimos no parecen infundir el mismo terror que en occidente, son más bien un desafío, si se tiene la suficiente habilidad para atrapar a uno y hacerlo trabajar en favor de los propios beneficios, un diablo es más que provechoso. Hay en cambio objetos animados que inspiran pavor, cuchillos encantados, entidades maléficas y un sin fin de mitos, leyendas, seres invisibles. 
La práctica del Tched, uno de los ritos de iniciación ineludibles es tan despiadada como curiosa. El novicio debe atarse de pies y manos, solo a las afueras, en la noche, y clamar que lo devoren los diablos y demás seres famélicos. La mayoría de los iniciados, experimenta alucinaciones al respecto, visiones en las que son devorados. Muchos de los rituales a simple vista parecen aberrantes, pero encierran significados más profundos y se podría caer fácilmente en el error de querer interpretarlos o juzgarlos mediante el pensamiento occidental, carente de noción alguna. La ceremonia mortuoria, el trato al cuerpo del finado, la severa advertencia al muerto de que no vuelva, la disección del cuerpo e incluso, en algunos casos, el canibalismo, están dotados de un significado litúrgico profundo.
La forma en que relata los hechos la autora es magistral, no se priva de ciertos matices humorísticos. Ella es sólo una observadora, el punto focal se pone sobre los hechos, las leyendas, la filosofía y lo que experimenta. Deja traslucir tanto el gran poder psíquico que los lamas adquieren mediante el control de su mente, como también el celoso resguardo de los secretos de las prácticas, la superstición, la fácil sugestionabilidad de los habitantes, incluso, la inocencia de éstos ante hechos que consideran paranormales. 
Este libro es un caldo de cultivo para la imaginación. Abre una puerta hacia una mitología desconocida. Lo considero muy inspirador. Las múltiples anécdotas son verdaderas perlitas. ¿Cómo hace un muerto para saber que está muerto? Razón suficiente para leerlo, el interés de los monjes lamaístas por el más allá y las ideas que conciben al respecto difieren mucho de las de este lado del mundo y son por de más de atrayentes.
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Motivo por el que busqué este libro: caí de manera fortuita en una vieja revista Ñ que exhibía, en la sección de cuento semanal, un relato de ella . Al buscar el nombre de la autora en internet, di con esto en la wikipedia: Una práctica, un juego peligroso, algo que no debió conocer nunca fue el inicio de su particular infierno. Alexandra se mostró muy interesada por una práctica budista denominada creación de un tulpa. Los lamas budistas le advirtieron que era una enseñanza nada recomendable, pues consiste en la creación de un fantasma generado a través de nuestra mente. Alexandra fue advertida de que estas creaciones podían volverse peligrosas o incontrolables. Demasiado tarde, Alexandra estaba fascinada con la idea e ignoró la advertencia de sus educadores.

Alexandra se alejó del resto de sus compañeros y, una vez aislada de todo, comenzó a concentrarse en dicha práctica. Ella visualizó en su interior lo que quería crear, imaginando un monje de baja estatura y gordo. Quería que fuese alegre y de inocente actitud. Tras una dura sesión, aquella entidad apareció frente a ella.

Aquella entidad era algo así como un robot, sólo realizaba y respondía a los mandatos de su creadora. Con una sonrisa fija en su rostro, el monje accedía sin rechistar a lo que ella le ordenaba. Lamentablemente, no siempre fue así y aquel tulpa comenzó a realizar actividades que no les había sido encomendadas. Tal era la independencia de aquel fantasma de apariencia corpórea que los demás monjes lo confundían con uno más. Su creadora comenzó a sentir miedo, aquella entidad comenzaba a ser un ser con voluntad propia.

A medida que iba siendo más independiente, los rasgos físicos que aquel bonachón monje fantasma fueron cambiando. Su afable sonrisa fue cambiada por otra más pícara, su mirada pasó a ser malévola y nada afable para todos los que convivían con aquel extraño ser. La propia Alexandra comenzó a sentir miedo.

En su libro publicado, Magic and Mysteri in Tibet, Alexandra David-Néel narra los seis duros meses que duró el invertir aquel proceso, conseguir que su creación se desvaneciera. Aquel monje se había hecho insoportable y Alexandra tardó lo suyo antes de conseguir invertir aquel proceso. “No hay nada extraño en el hecho que pueda haber creado mi propia alucinación. Lo interesante es que en estos casos de materialización, otras personas ven las formas de pensamientos creadas.”- declaró la antropóloga cuando posteriormente se le galardonaba con una medalla de oro por La Sociedad Geográfica de Paris y nombrada Caballero de la Legión de Honor.

Magia y misterio en el Tibet será el próximo libro en leer (cuando lo encuentre), por ahora hallé éste. Lamentablemente no se consiguen con facilidad. Hay poca bibliografía en castellano acerca de esta autora, pero la mayoría de sus libros (que son treinta en total) han sido traducidos. La autora es francesa, vivió hasta los 101 años, y en la víspera de su muerte había renovado el pasaporte porque nunca se sabe. ....Para el interesado, un documental acerca de ella, que entrevista a su biógrafo Jesús Callejo:

lunes, 17 de enero de 2011

Historia universal de la infamia científica, Matías Alinovi

Es un libro de doscientas páginas que describe seis historias de infamia científica. Está muy bien documentado, con notas al pie, y escrito con la mayor simpleza que la asignatura permite. Se usa terminología afín a cada materia, pero casi siempre se explica con llamada al pie o se aclara en el transcurso narrativo, muchas veces se ilustra con ejemplos. Se contextualiza cada caso específico y se mencionan precedentes o precursores. No hay peligro de que un lector atento, con buena comprensión lectora, no entienda lo que se explica. Tanto reglas de la física, de la química como de cualquier otra rama están formuladas de manera clara y didáctica, para que un lector carente de casi toda noción científica (como yo) pueda comprenderlas. A Alinovi se le hace necesario explayarse sobre estas reglas, pues en la mayoría de los casos, será la contravención de ellas (el intento de desmentirlas presentando evidencia) lo que genere el fraude. Dice: 
El fraude es una confirmación de la ciencia, un desesperado acto de fe en sus capacidades que generalmente contribuye a la corroboración de la teoría que querría refutar. 
El foco está puesto sobre el fraudulento más que sobre el propio fraude perpetrado. El mismo autor lo anticipa en el prefacio:
Lo que estas biografías infames intentan develar es el móvil personal: tratar de entender lo que se pueda entender del fraudulento a partir de su fraude.
Los fraudes en cuestión
El hombre de Pildown, o la tentación de fraude patriótico .... Habla de un impostado especímen humano que sería la misma cuna de la humanidad, cuyos restos fósiles serían encontrados en Pildown, Inglaterra. El develamiento de la estafa del hombre de Pildwon revela conexiones inesperadas con los argentinos Francisco Pascasio Moreno (más conocido como perito Moreno) y, de manera indirecta, con Florentino Ameghino. Un caso de mala fe.
El caso Ronald Richter, o el fraude megalómano.
En este caso, el científico afirma tener la fórmula de la fusión nuclear controlada. Traba acuerdos con el presidente, Perón, y este subsidia todo estudio, gasto e instalaciones. El fraude es megalómano porque no existe ningún descubrimiento y se gasta una fortuna de dinero estatal. Otro caso de mala fe.
El caso de Johan Bessler, o el fraude por codicia 
Este no quedó claro que fuera de mala fe, a pesar de que hubiese dinero, mucho, en juego; el autor parece dar crédito a los rumores que en la época desacreditaron al científico. Tampoco parece haber muestras de verdad alguna en lo que Bessler afirmaba conocer: el secreto del movimiento perpetuo. Es decir, algo que se mueva eternamente sin consumo de energía alguna, y sí produciéndola. Este capítulo me pareció curioso, muy interesante, pues repasa algunos casos de intentos fallidos por producir aparatos de movimiento continuo como ruedas desbalanceadas o el célebre sifón anómalo diseñado por Papin, el presunto inventor de la máquina a vapor. ¿Mala fe? No sé, no me quedó claro, ya que las acusaciones pudieron provenir de detractores, de competidores científicos. Quizás la mala fe se presuma del hecho de que no existe la posibilidad de construir una máquina de movimiento perpetuo (es decir, que no se detenga nunca) 
El hombre de Miramar, o el fraude como proyección de la realidad ....Quizás el fraude ilustre la necedad de creer que un hallazgo científico puede confirmar una supremacía nacional, pero también ilustraría cómo la construcción de una evidencia puede resultar de una obnubilación teórica.
Esto lo dice porque este fraude deviene de un convencimiento de Florentino Ameghino, de algo que ha sabido divulgar: que el origen del hombre es argentino. Yo no diría, por lo que leí del propio autor, que haya mala fe, sino más bien una convicción errada que pugna por moldear la realidad exterior en base a un deseo inconsciente que no se condice. En este capítulo, el autor le habla a Florentino Ameghino, buena parte del texto está escrito en segunda persona.
Paul Kammerer, el fraude como convicción alternativa Este científico quiere reivindicar el lamarquismo (que sostiene que existe un cambio genético luego de un cambio de hábitat a la que una especie debe adaptarse, y que estos cambios se propagan a generaciones posteriores) oponiéndose al darwinismo, que dice que todo cambio es azaroso. 
La discusión de la evolución siempre fue político-ideológica [...] Si los ideólogos racistas afirmaban que el origen genético lo determinaba todo, o casi todo, Kammerer les respondía "No somos esclavos del pasado, si no los artífices del futuro" 
No hay mala fe, sí impericia. 
Vishwa Jit Gupta o el fraude imaginario 
Este paleontólogo indio robaba fósiles de universidades, museos o los compraba por la calle, y luego los atribuía a excavaciones llevadas a cabo en el Himalaya. Sí hay mala fe.
El autor se toma ciertas licencias literarias, como hablar en nombre de los aludidos o transcribir sus posibles pensamientos al momento de fraguar el fraude, o de hacer frente a sus adversarios. Hay mucho de la vida personal de los científicos imputados y mucho del ambiente en que se movían. El material epistolar, así como las notas periodísticas ocupan varios de los fragmentos que el autor cita. 
  Objeciones: No me convence el título. Me parece que para un libro de doscientas páginas, lo que lo hace breve y para nada abarcativo, porque presenta seis casos únicamente, le iría más adecuadamente algo como: Infamias científicas, Algunas infamias científicas, Seis casos de infamia científica, etcétera, las posibles combinaciones son múltiples. Quizás se haya preferido este título por una cuestión de impacto comercial.

sábado, 8 de enero de 2011

El escarabajo de oro y otros cuentos, Edgar Allan Poe


....Es una antología en la que se recopilan tres de sus cuentos más célebres:
....El escarabajo de oro, cuento en el que una persona común y corriente, desentraña un misterio en torno a un inusual escarabajo dorado de dimensiones extraordinarias. De manera casual, encuentra un pergamino con mensajes ocultos y codificados.
....La carta robada es una historia donde interviene el conocido Dupin, que también estará en el cuento que le sigue, el cual, junto a su amigo, narrador testigo de esta historia, resolverá una intriga que rebasa la capacidad del prefecto al que se la ha encargado el caso: se trata de una carta robada, cuyo contenido, de ser descubierto, causaría graves perjuicios a la destinataria de quien fue extraída.
....Los crímenes de la calle Morgue, presenta los extraños asesinatos de dos mujeres, madre e hija, brutalmente golpeadas, una mutilada y la otra embutida en el conducto de la chimenea de su propia casa. Los testigos declaran haber oído gritos desgarradores y las voces de dos sujetos, los presuntos asesinos. Pero, al penetrar en la escena del crimen, los detectives encuentran que las puertas están cerradas por dentro así también como las ventanas, de modo que nadie podría haber salido. Y, sin embargo, los criminales no están.
....Los tres cuentos han sido escritos en primera persona, hacen uso de principios lógicos en algunos casos, en particular en El escarabajo de oro, sobre todo cuando se trata de resolver el enigma del texto codificado, al cual se dedican varias páginas de pormenorizada explicación. También se usan los patrones psicológicos con sus consecuentes predicciones conductuales, como se ve mayormente en La carta robada, pues en este affaire en el que el ladrón pretende extorsionar a la víctima del robo, se hace marcada diferencia entre lo que es el ingenio y la lógica, el primero más propio de gente desestructurada, intuituiva, sin método de análisis y más bien tendiente a improvisar, en tanto la segunda instancia parte de la metodología, la técnica y todo aquello adquirido mediante el adiestramiento, la instrucción y la práctica de la profesión detectivesca. Al parecer, el ladrón ha tenido ambas aptitudes, pues ha podido esconder la carta en un lugar de su casa que ni los más avezados investigadores con sus más avanzados aparatos y microscopios han podido encontrar. Sólo la conveniente clasificación del perfil del sujeto dará con la clave esencial para develar el escondite.
....En Los crímenes de la calle morgue priman el poder de observación, la destreza exploratoria y la lógica deductiva, así como la tendencia a definir por probabilidades y a razonar por descarte. Es un cuento muy interesante y sumamente impredecible.

....Edgar Allan Poe (EE.UU 1809-1849): Sus padres biológicos murieron cuando era niño y fue adoptado por un matrimonio adinerado. Tras ser desheredado por su padre adoptivo, apellidado Allan, se vio forzado a emplear su ponderado dominio de las letras para ganarse la vida. Fue periodista, crítico literario, ensayista y, finalmente, escritor de cuentos, poesías y una novela por entregas La narración de Arthur Gordon Pym. Incursionó en el género fantástico, gótico, en el incipiente género de la ciencia ficción, fue pionero del detectivesco y sobresalió por sus relatos de terror. Su muerte, ocurrida a los 40 años de edad, parece ser tan intrigante como las crímenes de sus relatos, ya que fue hallado en las calles de Baltimore en estado de delirio. En ningún momento fue capaz de explicar cómo había llegado a dicha situación, ni por qué motivo llevaba ropas que no eran suyas, cuentan sus biógrafos.
....El parte médico y el certificado de defunción se perdieron y las causas de su muerte continúan siendo un misterio.

....Este es un libro de corta extensión, cuenta con 144 páginas, ideal para quien se haya aproximado poco a dicho autor y quiera dar una probadita antes de elegir una obra más voluminosa, o incluso para quienes quieran rememorar algunos de sus cuentos más conocidos.

lunes, 3 de enero de 2011

Visiones de robot, 2 parte, Isaac Asimov

En la segunda parte del libro encontramos cinco cuentos y dieciséis ensayos cortos, en los últimos, muchas veces, se repiten algunas cosas, debido a que fueron hechos en diferentes momentos y para una revista, viéndose en la necesidad de reiterar en qué consisten las leyes de robótica que dan basamento a sus cuentos y algunas otras particularidades que contextualizan los relatos.
El hombre bicentenario: Es el cuento que dio origen a la película homónima, un relato extraordinario que pone de relevancia las debilidades de la humanidad, el complejo de Frankenstein (como llama Asimov al patológico miedo del humano a ser superado por su creación) y que reflexiona filosóficamente acerca del concepto de humanidad. ¿Qué distingue al ser humano? Si tenemos un robot de avanzada complejidad, con dotes artísticas, que solventa a sus amos y se paga las actualizaciones (reemplazos más avanzados de su infraestructura según los progresos tecnológicos) y que además no se diferencia ya en nada en lo físico de un ser humano corriente: ¿por qué no es un humano?
    Andrew, el robot de esta historia, ha logrado, mediante el caudal amasado producto de la venta de sus obras artísticas, comprar su libertad. Como un robot es considerado objeto debe, por tanto, ser propiedad de alguien: ¿de qué otra forma podía obtener entonces su libertad más que comprándose a sí mismo? El primer robot liberto anda por la calle vestido, lo que causa gran conmoción y renuencia en la gente, acostumbrada a ver a los robots brillando en su desnudez metálica. Andrew, además, se ha sometido a sistemáticas cirugías que le han dado una apariencia verdaderamente humana y que lo han condicionado para llevar las tareas fisiológicas que todo cuerpo humano realiza naturalmente. ....Será que, finalmente, los humanos nos negamos a reconocer la humanidad en alguien que sea capaz de superar nuestra esperanza de vida. La mortalidad termina siendo un factor decisivo a este respecto.            Los seres humanos pueden tolerar a un robot inmortal, pues no importa lo que dure una máquina. No pueden tolerar un humano inmortal, porque su propia mortalidad solo es soportable en la medida en que es universal. Y por esta razón no quieren convertirme en un ser humano. .
    La problemática ética ocupa mucho espacio en la narrativa de Asimov y parece descollar en muchos puntos de este cuento, que es uno de los más largos e interesantes. 
    Algún día: un niño convence a otro de que su contador de cuentos (un robot) es ya obsoleto, los términos que utiliza no los entiende nadie (¿caballos? qué serán caballos se preguntan) y su lenguaje general es anticuado. El niño se ofrece para hacerle unos cambios que lo actualizarían un poco (o sea, lo que hoy sería una renovación de software). Pero no hay caso, el Narrador es obsoleto ya, su lentitud de procesamiento no soporta los nuevos programas. Al ponerlo en marcha, articula un cuento híbrido en que expresiones arcaicas se codean con neologismos. Cuando los niños lo dejan, desahuciados, en la oscuridad de su celda, sucede lo siguiente:
    El Narrador empezó a decir: "Erase una vez un pequeño ordenador llamado el Narrador que vivía sólo con unas personastras. Las cuales personastras no dejaban de tomarle el pelo al pequeño ordenador y de burlarse de él, diciéndole que no servía para nada y que era un objeto inútil. Le pegaban y lo encerraban solo en una habitación durante meses seguidos. [...] Un día el pequeño ordenador se enteró de que en el mundo existían muchos ordenadores de tipos distintos [...] había muchos que eran muy poderosos y muy sabios, mucho más poderosos y sabios que las personastras [...] supo que las computadores serían cada vez más poderosas y sabias, hasta que algún día... algún día... algún día..."         Está pensando: La doctora en neuromedicina Genevieve Renshaw ha encontrado la manera de que su computador pueda identificar, mediante un programa realizado por ella, el pensamiento abstracto. Hasta ahora lo ha probado en un mono, pero cita a personal de investigación para que sea probado en humanos. La herramienta para tal fin está compuesta de electrodos que se adhieren a la cabeza de la persona receptora que, mediante la ayuda de la computadora, podrá deducir los pensamientos de otra. Pero qué sorpresa se llevan cuando todos escuchan una clara exclamación que ninguno ha pronunciado.
    Segregacionista: un paciente exige un corazón metálico, en tanto un médico le insiste en la conveniencia de aplicarle un corazón de fibra, más de acuerdo con su cuerpo humano. La acalorada discusión en la que el paciente insiste en la mayor resistencia que posee un corazón metálico y en la que el médico alega la mayor adaptabilidad del corazón de fibra a los tejidos termina en una conclusión de este tipo: los humanos quieren ser como los robots y los robots como los humanos. ....-La gente tiene un extraño deseo de parecerse a los Metalos. Suspira por la fuerza física y la resistencia que se les atribuye.     -No se trata de algo unilateral. Tú no trabajas con Metalos, pero yo sí, por eso lo sé. Los dos últimos que han acudido a mí para ser reparados me han pedido elementos de fibra. 
    Reflejo exacto: Un terrícola tiene que solucionar una disputa entre dos científicos que se acusan mutuamente de plagio. Sus robots han salido de testigos y afirman lo mismo de sus respectivos amos: que el otro es el plagiador. Dado que la idea ha de ser de autoría de uno solo de ellos, uno de los dos robots miente. 
    Lenny: Lenny es un robot de una tanda que ha sido accidentalmente alterada. Durante una visita de escolares un teclado quedó conectado y uno de los visitantes, un adolescente, manipuló el teclado sin sospechar que esos ordenadores estaban accionando el complejo plan de programación robótica. La desgraciada manipulación anuló los programas y, como consecuencia, dio a luz a un robot con conducta infantil. 
    Corrector de galeradas: algunos contenidos resultan alterados cuando se confía a un robot (hecho para ello) la corrección de un libro. 
-Cuando un profesor, que es capaz de los mayores pensamientos creativos, se ve forzado a pasar penosamente dos semanas comprobando las erratas de unas pruebas de imprenta, y yo le ofrezco una máquina que efectúa lo mismo en sólo treinta minutos ¿podemos llamar a eso una cosa baladí?
    Navidades sin Rodney: Rodney es el encargado de los quehaceres domésticos, pero la señora ha decidido darle vacaciones para Navidad (consistentes en mantenerlo desactivado en el armario) Sucede que la hija de los ancianos traen a su robot, que es más avanzado, y no encuentra en la cocina los botones que debe presionar, pues esta cocina es manual y Rodney es un robot que sabe manejar este tipo de aparatos, no así Rambo, que es el nombre del otro. El malcriado niño del matrimonio, nieto de los viejos, maltrata al robot y genera una situación tensa al acusarlo de haberle pegado. 
    Los ensayos versan sobre distintos aspectos de su producción literaria, llegándose a encargar de explicar las circunstancias en que concibió algunos personajes, cuál fue su primer cuento de robots (Robbie), cuáles son las teorías en que se basan sus ficciones, cuánto sabe él de robótica (poco y nada, dice), en qué se diferencian sus relatos de robots de los de sus antecesores y cuáles son sus ideas respecto del futuro. Así, podemos enterarnos de que Asimov tenía algunas visiones bastante acertadas (por lo menos para las cosas que ya se han dado y que él previó en sus cuentos) entre las que me parece adecuado mencionar: la lógica de los ordenadores y algunos de sus problemas (en un tiempo en que el ordenador todavía estaba en pañales), la idea de una comunidad generada de manera virtual por medio de la interacción mediante ordenadores (lo que hoy se denomina Internet) y las ideas de computadoras que enseñan (él describe una gran cantidad de datos que sería imposible almacenar en un ordenador, por lo cual estos datos deberían estar en un lugar que pueda contenerlos y al que, todas las computadoras del mundo tuvieran acceso, creo que es lo que hacen los servidores y, otra vez, Internet).     La voz robot fue inventada por el dramaturgo checoslovaco Karel Capek en su obra R.U.R, y se trata de una palabra que, en idioma checo, significa esclavo. 
    Me parecieron interesantes las especulaciones acerca del futuro y, también, dentro de este patrón de cosas, la potencial formulación de leyes de humanística como consecuencia de las leyes de robótica.
    Debido a que los robots, en virtud de las tres leyes que le fueron inculcadas en su cerebro positrónico deben no sólo no dañar a un humano sino que también no permitir que por medio de la inacción resulte dañado, se genera un conflicto cuando los humanos se dañan entre sí. Asimov se plantea: ¿puede un robot salvar a un humano sin dañar a otro? (tengamos en cuenta que daño implica cualquier cosa que sea perjudicial, no sólo a la integridad física) ¿O si ha de resultar dañado, qué curso de acción debe emprender para que el daño resulte mínimo?    Creo honestamente que, si debemos ser distintivamente inteligentes frente a los robots, hemos de sentir una responsabilidad moral hacia ellos: 1) Un ser humano no debe lastimar a otro ser humano, o por medio de la inacción, permitir que un ser humano resulte dañado. 2) Un ser humano debe dar órdenes a un robot que preserven la existencia robótica, a menos que tales órdenes causen perjuicio o incomodiad a los seres humanos. 3) Un ser humano no debe atentar contra la integridad de un robot o, en forma negligente, exponerlo a riesgos que lo dañen, excepto que tal daño resulte necesario para proteger al ser humano, o para dar cumplimiento a una orden de imperiosa necesidad. 
    Esa responsabilidad moral a la que alude se transparenta en casi todos los cuentos de este libro.

domingo, 2 de enero de 2011

Cien cactus argentinos, de Roberto Kiesling y Omar Ferrari

    Comienza explicando las características externas y diferenciales de los cactus; un cactus puede parecer simple de reconocer para el que no esté naturalizado con las muy variadas y distintas especies, pero en realidad suele haber más de una duda cuando ponemos estos conocimientos en práctica, pues si decimos que la presencia de espinas, por ejemplo, es infaltable en los cactus, sólo estaremos acertados si lo aplicamos a una generalidad, pues existen cactus que carecen de ellas y podríamos etiquetarlos erróneamente. Además, no toda planta que posee espinas es necesariamente un cactus.       Estas cuestiones son relevantes no porque al aficionado le gusten los cactus y sólo los cactus, sino porque existen diferencias (a veces abismales) en los cuidados a depararles, según se trate de cactáceas o crasuláceas, por ejemplo.
    A los cactus no siempre les apetece un sol pleno y no siempre se aguantan las sequías con el estoicismo de esa mamillaria prolifera que tenía mi abuela en un colapasta desvencijado en el medio de una mesa de piedra y al rayo del sol. Algunos cactus resultan quemados al sol pleno porque precisan de media sombra y condiciones menos severas.
    Por orden alfabético y ocupando una página cada especie, desfilan cien cactus argentinos (se refieren a especies oriundas, no importadas; el gentilicio no indica que sean exclusivas del país). Siempre se detallan las provincias de que son nativos. 
    Lo que resulta interesante es que en esta compilación han escogido fotografiar a los cactus en su hábitat natural, lo que nos deja husmear el suelo en el que crecen originalmente, a veces con pastos a los alrededores y al amparo de algunos arbustos espinosos y otras veces en suelos rocosos o roca dura y a pleno sol. Hay algunas especificaciones acerca de especies comúnmente confundidas. Todos llevan por título el nombre científico, pero se aclara siempre los nombres vulgares. ....Hacia el final hay una guía orientativa (no exhaustiva) del cuidado, la conservación y la reproducción (ya sea por esquejes o por semillas) de las cactáceas en general. 
    Es bastante práctico y entretenido para hojear.