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sábado, 18 de junio de 2011

Las raíces del mal, 2° parte, John Kekes

La segunda parte del libro es básicamente teórica, deja de lado los casos y sus pormenores para concentrarse en las raíces propiamente dichas del mal. Ofrece un listado de explicaciones que se han dado en diferentes épocas a la problemática. ...La respuesta a la que llega sobre los orígenes es de naturaleza mixta, concluye que intervienen factores internos (propios del individuo) y externos (de la sociedad o entorno), pasivos (carencia de factores que controlan el mal) y activos (existencia de elementos que impulsan al mal). Los internos están relacionados con el individuo y su temperamento, con sus puntos débiles; los externos con el contexto en que vive y con las circunstancias a las que se ve expuesto; los pasivos son las falencias que posibilitan la acción (déficit moral, educacional, intelectual, etc.) y los activos constituyen la existencia de agentes que incentivan la acción mala.
Hay un conjunto de condicionantes que son: la fuerza de las propensiones malas de cada individuo, el carácter conducente de las condiciones sociales, los obstáculos para desarrollar el conocimiento de sí mismo y el grado de flexibilidad de los límites. Deja expresamente afuera de las causas posibles a Dios, el Diablo y la política. Con las dos primeras exclusiones estoy de acuerdo, con la última tengo reservas. Si el mal nunca puede ser adjudicado a una sola razón, quizás pueda haber entre las múltiples causas un influjo de la política en el ciudadano. ....Para ilustrar este concepto integrador del mal cita este pequeño relato, que recomiendo, de John Godfrey Saxe: Los hombres ciegos y el elefante.
Niega que se pueda centrar el mal en una única causa, las causas son múltiples, pues deben coincidir diversos factores posibilitadores y, además, el mal presenta diferentes cualidades según los casos, por ende, recomienda analizarlo siempre en función de una situación concreta. ....Kekes aventura que para combatir el mal se precisa: .El cultivo de la imaginación moral (es decir, si entendí bien, más que seguir el listado protocolar y convencional de normas a ojos cerrados, se sugiere nutrir la capacidad de pensar por sí mismo qué cosa es buena y qué mala de acuerdo con una tendencia más empática: intentar comprender la cosmovisión del otro para no tomarlo por enemigo por la simple razón de pensar distinto)
Aplicación de prohibiciones fuertes (límites) 
Aplicación de amenaza de castigo o de castigo real para los violadores de las normas 
Hacer responsables a los perpetradores por sus violaciones intencionales como por las no intencionales, siempre que tengan la capacidad de prever las consecuencias fácilmente previsibles de sus acciones; o disculparlos si carecen de esa capacidad.
Conceptos centrales del autor:
El mal es un atentado contra el bienestar humano.
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Los seres humanos no son básicamente buenos ni malos, sino ambivalentes.
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La moral es un esfuerzo humano por asegurar las condiciones del bienestar humano.
Finalmente, pretendo no olvidar estas reflexiones acerca de la sinceridad y la tolerancia:
Sinceridad:
Es una idea ampliamente aceptada que las personas merecen crédito moral si lo que dicen o hacen refleja realmente sus verdaderas creencias. Se supone que es digno de elogio actuar de buena fe, ser auténtico, ser uno mismo. Por el contrario, se condena la hipocresía, la mala fe, la falta de sinceridad y falsedad. Pero esto puede no ser correcto porque la sinceridad puede significar que se expresa y se actúa a partir de creencias que son falsas, nocivas, ignorantes, destructivas, y, peor aún, puede conducir a malas acciones.
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Así se cree que las acciones moralmente dignas de elogio son las orientadas desde el interior, más que las motivadas por las influencias externas o sus consecuencias. El culto a la sinceridad celebra, precisamente, este modo de expresión de sí mismo. La objeción clave a esta concepción es que excluye lo que es fundamental para la responsabilidad: hacer responsables a las personas por las consecuencias fácilmente previsibles de sus acciones.
Tolerancia:
Podemos encontrar que las actitudes diferentes de las nuestras son desagradables, ofensivas, irrazonables, extrañas o simplemente equivocadas, pero no debemos moralizar sobre ellas porque nuestras actitudes pueden provocar en otros las mismas reacciones negativas. La tolerancia requiere que no debemos juzgar y condenar a otros [...] sin embargo, esto se torna incompatible con las nociones mínimas de decencia.
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La esclavitud, la ablación del clítoris, los odios ancestrales, el asesinato, el terrorismo, la mutilación de los criminales, la persecución de disidentes religiosos, la tortura a prisioneros, la toma de rehenes inocentes, condenar de por vida a los niños a la prostitución o ser castrati también son prácticas culturalmente condicionadas, pero son malas. La tolerancia de tales males, los improbables intentos de excusarlos y la renuencia a condenarlos ponen en peligro la vida civilizada al tolerar la violación de la seguridad física de sus víctimas.
Pone un límite dentro de lo que es tolerancia y lo que es permisividad: es decir se toleran las prácticas culturales distintas siempre y cuando éstas no pongan en peligro la integridad física de los seres humanos, si no se caería en un relativismo moral que no garantizaría lo que Kekes llama el mínimo de decencia moral (respeto hacia la integridad física).
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Objeciones: .
En el capítulo que trata del peligro de las ideologías (peligro en tanto desboquen hacia el fanatismo), Kekes ejemplifica: Es posible construir dentro de las ideologías salvaguardas de los requisitos de la moral y la razón. Sin embargo, debe decirse que las ideologías no tienen en este punto un registro histórico alentador. El nazismo, el comunismo, las diferentes clases de fundamentalismo, terrorismo y racismo demuestran cuan fácilmente las ideologías conducen a la inhumanidad. No obstante, incluso las ideologías malas no necesariamente producen acciones malvadas. Los ideólogos deben tener oportunidad de actuar de conformidad con ellas para que esto ocurra. 
Ignoro cómo habrá estado expresado en el idioma original, pero no es dable que se use inhumanidad cuando se alega que lo humano concibe tanto lo malo como lo bueno (que no hay razones para emplear el término humano en referencia a lo moralmente bueno). Es, por tanto, incongruente con su texto la utilización de la palabra inhumanidad en sentido tradicional. ....Otra cosa no menos importante en referencia a la cita es que escribe este libro en 2005, en tanto persona culta, está al tanto de lo que el presidente de su país, exponente sin duda del capitalismo más acérrimo, hace a otros países con tal de acaparar recursos. ¿Cómo es entonces que no pone en esa lista de ideologías peligrosas al capitalismo? Cita última del autor
Los hacedores del mal llegan a creer sinceramente que los hechos que han falseado son como ellos lo ven, y se aferran apasionadamente a sus sinceras creencias debido a su relación con los ideales [...] El mal que hacen es el resultado de falsear los hechos.
Ir a la 1° parte

6 comentarios:

Marisa dijo...

Muy interesante esta 2ª parte del libro que presentas, Noelia. Sus aspectos filosóficos y morales dan mucho que pensar.
Estoy totalmente de acuerdo contigo en que excluir la política como un factor externo no a tener en cuenta en la posible maldad del individuo es, al menos, bastante discutible.
En cuanto a la definición y descripción que se hace de la tolerancia, es realmente buena en la medida que hace reflexionar dónde están los límites de lo tolerable. ¿?
La precisión que haces sobre el término "inhumanidad" me parece más que acertada ya que explicas muy bien su significado paradógico en relación con el tema que trata el autor. Pero claro, las traducciones son lo que son, y a veces nos encontramos con estos desfases que tu aguda mirada de lectora ha identificado con mucho acierto.
En cuanto a la última cita que dejas del autor: excelente. Un verdadero broche pinchado en el mismo corazón de la maldad.

Siempre es un placer leerte, Noelia. Gracias por esta presentación.

Un fuerte abrazo.

Nelson dijo...

Muy interesante el libro de Kekes.

Con "el cultivo de la imaginación moral" imagino que se refería a la diferencia que marcaba Kant entre ética heterónoma y ética autónoma. El ideal de que cada una de las personas, después de nutrirse intelectual y espiritualmente, llega a la formación de una ética propia, humanística, nacida de sus propias cavilaciones y reflexiones. ¿Qué tan factible es esto hoy en día? Porque como dijo Bryce, yo soy un pesimista que quieres que las cosas salgan bien.

Lo de la sinceridad estuvo muy bien argumentado. Esta debilidad contemporánea de las personas de soltar estupidez y media para acotar posteriormente: "disculpame, pero yo soy sincero". Mao fue el que dijo que el que no sabe, no ha investigado sobre un tema en particular, no tiene derecho a hablar. Mao es un radical.

Kekes dijo en este libro algo que dejo para la reflexión: "Es mejor ser falso y abstenerse del hacer el mal que ser auténtico y hacerlo".

Noelia A dijo...

La tolerancia es un apartado interesante, Marisa. Aunque no se explaya lo suficiente como para saber a ciencia cierta a qué ámbito lo circunscribe. Es decir, siempre que se hable de límites debe hablarse de una sociedad dada, de una nación, creo yo. Bueno, él no se explica respecto de si el "mínimo de decencia moral" significa reprender a los que, no obstante su cultura, en "mi país" impugnen la integridad física de una persona o si se refiere a ir a ejecutar estas nociones a otro país...
Ahí es donde opongo cierta resistencia. Me parece que ya lucharán con esas cosas los propios países en cuestión, y no necesitan que les vengan a reprender de afuera. Por poner un caso, hay un film llamado "Moolaade", africano, muy bueno, que pone de relieve que no toda la población está de acuerdo con la ablación de los genitales en las mujeres, y que se lucha por eliminar esas tradiciones.
O sea, me gustó lo del límite de tolerancia, siempre y cuando no se use de excusa para ejercer "luchas anti-" en otro país.

Gracias por pasarte y comentar, un beso grande

Noelia A dijo...

Nelson, no sé qué tan factible es. Pero ahí está la cosa, una persona lo suficiente instruida no creo que llamaría pesimista a Bryce, je.
Me gusta lo que dijo Mao.
Y la cita que hacés del propio Kekes es tal cual, me abstuve de ponerla por lo extremista. Pero tiene mucha verdad. Aunque yo diría que mejor es no decir nada... siempre y cuando el silencio sea posible (no te obliguen a opinar) y siempre y cuando la sinceridad no sea una cuestión necesaria. Estimo que a veces es necesaria, como ese cuento que está en las mil y una noches que dice que lo que uno tiene para decir debe pasar por un análisis y ser considerado según estas tres premisas antes de ser soltado: si es necesario, si es verdadero y si es bueno. Creo que en ese orden jerárquico.

Un beso

Cesar dijo...

Leí el libro hace un tiempo y me pareció fantástico, igualmente creo que el mal, por mas explicación que le intentemos buscar es difícil encontrarle una. Ya te sumo como blog amigo en los míos.
http://asociacionexplicita.blogspot.com.ar/

Noelia A dijo...

Bienvenido, Cesar. ¡Estaré visitando tus blogs! Un abrazo

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