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miércoles, 17 de marzo de 2010

"Crónicas marcianas", de Ray Bradbury

    Novela cuyos capítulos pueden leerse independientemente unos de otros, lenguaje casi lírico, impregnado de impresiones sinestésicas diría yo; es un libro genial de ciencia ficción que, a partir del conocimiento de la naturaleza destructiva de la raza humana, preludia el arribo a Marte y las consecuencias de ése y de todos los viajes posteriores al planeta rojo. Gran ingenio y creatividad, a Ray Bradbury no le asusta recrear un mundo paralelo cuya civilización está a la altura o, incluso, por encima de la nuestra.
    Los humanos nos sobrestimamos, en realidad es bien fácil ser superados. Es una obra llena de suspenso, imaginación, cuyos personajes terrestres suben a un cohete con destino a Marte escapando de la desidia en que ha caido el planeta Tierra, o esperando reconstruir allí arriba valores perdidos, como la libertad de imaginar, fuertemente censurada y desterrada. Otros van por simple codicia.
    Es curioso notar en la crónica "Un camino a través del aire (Junio de 2003)" el grado de esclavitud en el que imagina sumida a la raza negra en un futuro aún lejano, pues aunque el libro haya sido escrito en 1950 (y sería común esa visión en este contexto) , sus crónicas van fechadas desde 1999 al 1926, lo que pone de manifiesto quizás la gran dezasón que sentía al respecto y la poca esperanza de cambios. En este relato los afroamericanos van a buscar la libertad negada a otro planeta.
    Pero, cuidado, en piso ajeno, los alienígenas son los humanos.
Un fragmento de la obra
    "-Pobre criatura. Lo sacaré de esa miseria que lo llevó a imaginar este cohete y estos tres hombres. Será interesantísimo ver cómo sus amigos y su cohete se disipan en cuanto yo lo mate. (...) El psiquiatra salió de la nave después de hurgar, golpear, escuchar, oler y gustar durante media hora.
—Y bien, ¿está usted convencido? —gritó el capitán como si el señor Xxx fuera sordo.
El psiquiatra cerró los ojos y se rascó la nariz.
—Nunca conocí ejemplo más increíble de alucinación sensorial y sugestión hipnótica. He examinado el «cohete», como lo llama usted.—Golpeó la coraza—Lo oigo. Fantasía auditiva. —Inspiró. —Lo huelo. Alucinación olfativa inducida por telepatía sensorial. —Acercó sus labios al cohete. —Lo gusto. Fantasía labial. (...)
-¡Soy de la Tierra! Me llamo Jonathan Williams y estos…
-Sí, ya lo sé -dijo suavemente el señor Xxx, y disparó su arma.
El capitán cayó con una bala en el corazón. Los otros tres se pusieron a gritar. El señor Xxx los miró sorprendido.
-¿Siguen ustedes existiendo? ¡Soberbio! Alucinaciones que persisten en el tiempo y en el espacio. -Apuntó hacia ellos.- Bien, los disolveré con el miedo.
-¡No! -gritaron los tres hombres.
Quedaron tendidos en la arena, intactos, inmóviles. El señor Xxx los tocó con la punta del pie, y luego golpeó la coraza del cohete.
-¡Persiste! ¡Persisten! -exclamó y disparó de nuevo su arma, varias veces, contra los cadáveres. Dio un paso atrás. La máscara sonriente se le cayó de la cara (…) El rostro del menudo psiquiatra cambió lentamente. Se le aflojaron las mandíbulas. Soltó el arma. Miró alrededor con ojos apagados y ausentes. Extendió las manos como un ciego, y palpó los cadáveres... 
    Un fragmento del prólogo
por Jorge Luis Borges
    "Su tema es la conquista y colonización del planeta. Esta ardua empresa de los hombres futuros parece destinada a la épica, pero Ray Bradbury ha preferido (sin proponérselo, tal vez, y por secreta inspiración de su genio) un tono elegíaco. (...)¿Qué ha hecho este hombre de Ilinois, me pregunto, al cerrar las páginas de su libro, para que episodios de la conquista de otro planeta me llenen de terror y de soledad? (...) Acaso La tercera expedición es la historia más alarmante de este volumen. Su horror (sospecho) es metafísico; la incertidumbre sobre la identidad de los huéspedes del capitán John Black insinúa incómodamente que tampoco sabemos quiénes somos ni cómo es, para Dios, nuestra cara."
    No dejen de leerlo, adéntrense en ese mundo alucinante y caótico que encierran estas mágicas páginas. 

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Este libro me obligaron a leerlo en el colegio. Y lo odie.

Lo redescubrí años después. Y no te digo que lo ahora lo amo. Pero puede disfrutarlo mucha más

Saludos

José-

Noelia A dijo...

Eso sucede muy frecuentemente, como cuando en la secundaria me dieron a estudiar de memoria "El enamorado y la muerte", para recitarlo. Le tomé tal rabia, que menos mal que el poema es anónimo, de lo contrario hubiera esquivado cualquier texto que tuviera su firma.
Y ni hablar del "Mio Cid"...

Nelson dijo...

Gran libro de Bradbury, encima lo escribió siendo muy joven, aunque de esto no estoy muy seguro. El dedicado a Poe es sensacional, no sólo por su prosa y ejecución sino también por el significado que trae consigo.
Bradbury siempre es garantía de grandes momentos.

Anónimo dijo...

Muy interesante realmente uno de los pocos libros que enverdad me transporto completamente a cada una de sus paginas...

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