Obviamente, no se quién las define como malas palabras. Tal vez sean [las palabras] como esos villanos de viejas películas —como las que nosotros veíamos—, que en un principio eran buenos, pero que al final la sociedad los hizo malos. Tal vez nosotros, al marginarlas, las hemos derivado en palabras malas. Lo que yo pienso es que brindan otros matices, muchas de ellas. Yo soy fundamentalmente dibujante, con lo que uno se preguntará: ¿qué hace ese muchacho arriba del escenario? Manejo muy mal el color, por ejemplo, pero a través de eso sé que cuanto más matices tenga uno, más puede defenderse, para expresarse, para transmitir, para graficar algo; entonces: hay palabras, palabras de las denominadas malas palabras que son irremplazables, por sonoridad, por fuerza, algunas incluso por contextura física de la palabra. No es lo mismo decir que una persona es tonta o zonza que decir que es un pelotudo. Tonto puede incluso incluir un problema de disminución neurológica realmente agresivo.
Roberto Fontanarrosa
Dibujante y escritor argentino
(1944-2007)
Yo misma no uso palabrotas porque en mi casa, en la infancia, no las usaban, y me acostumbré a expresarme a través de otro lenguaje. Pero la palabrota -la que expresa lo que una palabra no haría- esa no me choca. Hay piezas de teatro [...] que simplemente no podrían existir sin las palabrotas a causa del ambiente en que ocurren y por el tipo de personajes. [...]
¿Cuál es, entonces, el problema que podría suscitar el uso de la palabrota adecuada a un texto?
7 comentarios:
Como diría el General de la novela de García Marquez: Mierda.
Después de eso, no se puede agregar nada.
Buenas citas, eso si.
Una pena que Fontanarrosa haya partido tan pronto.
Saludos
Pd: Ya tengo mi Caín, de Saramago, ahora me falta tiempo para leerlo...
La palabrota existe porque es necesaria. Y ésta no es una necesidad inventada.
José, capaz no leí la novela, ¿El general en su laberinto? De todas maneras me acuerdo algo poco de las de Marquez, porque las leí hace bastante.
El que sí tengo por buen puteador es a Quevedo.
Espero que te guste Caín, a mí me gustó. Me gustaron todos los libros de Saramago que leí hasta ahora. El que más me llegó quizás fue La caverna. Pero eso es cuestión de gustos.
Un abrazo
Nelson, creo que sí. Claro que capaz si te excedés pierde la gracia el texto. Pero una palabrota en el lugar justo y en su medida le da realismo y condimento.
Un beso
No, en realidad me refería a ''El coronel no tiene quien le escriba'', pero yo le cambié el rango militar sin darme cuenta.
De Saramago por ahora sólo leí Ensayo sobre la Ceguera y El evangelio según jesucristo. Así que ésta sería mi tercera incursión, y espero que sea tan buena como las anteriores.
Saludos
J.
Ahh. No, esa no la leí.
Espero que te resulte tan buena como las que mencionas. Yo por lo menos me reí con varios epidodios.
Un beso
Hola. Te dejouna invitación para sumarte al debate en un Blog que estoy administrando que es una biblioteca virtual. Las discusiones son en general sobre filosofía actual, pero como este texto es particularmente sobre el lenguaje y el significado me pareció que te podía llegar a interesar. TUs aportes serán bienvenidos.
http://www.bibliocastoriadis.blogspot.com/
Gracias por la invitación, compañero. Prometo pasarme y contribuir con algo.
Un abrazo
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