La segunda parte del libro es básicamente teórica, deja de lado los casos y sus pormenores para concentrarse en las raíces propiamente dichas del mal. Ofrece un listado de explicaciones que se han dado en diferentes épocas a la problemática.
...La respuesta a la que llega sobre los orígenes es de naturaleza mixta, concluye que intervienen factores internos (propios del individuo) y externos (de la sociedad o entorno), pasivos (carencia de factores que controlan el mal) y activos (existencia de elementos que impulsan al mal). Los internos están relacionados con el individuo y su temperamento, con sus puntos débiles; los externos con el contexto en que vive y con las circunstancias a las que se ve expuesto; los pasivos son las falencias que posibilitan la acción (déficit moral, educacional, intelectual, etc.) y los activos constituyen la existencia de agentes que incentivan la acción mala.
Hay un conjunto de condicionantes que son: la fuerza de las propensiones malas de cada individuo, el carácter conducente de las condiciones sociales, los obstáculos para desarrollar el conocimiento de sí mismo y el grado de flexibilidad de los límites. Deja expresamente afuera de las causas posibles a Dios, el Diablo y la política. Con las dos primeras exclusiones estoy de acuerdo, con la última tengo reservas. Si el mal nunca puede ser adjudicado a una sola razón, quizás pueda haber entre las múltiples causas un influjo de la política en el ciudadano.
....Para ilustrar este concepto integrador del mal cita este pequeño relato, que recomiendo, de John Godfrey Saxe:
Los hombres ciegos y el elefante.Niega que se pueda centrar el mal en una única causa, las causas son múltiples, pues deben coincidir diversos factores posibilitadores y, además, el mal presenta diferentes cualidades según los casos, por ende, recomienda analizarlo siempre en función de una situación concreta.
....Kekes aventura que para combatir el mal se precisa:
.El cultivo de la imaginación moral (es decir, si entendí bien, más que seguir el listado protocolar y convencional de normas a ojos cerrados, se sugiere nutrir la capacidad de pensar por sí mismo qué cosa es buena y qué mala de acuerdo con una tendencia más empática: intentar comprender la cosmovisión del otro para no tomarlo por enemigo por la simple razón de pensar distinto)
Aplicación de prohibiciones fuertes (límites)
Aplicación de amenaza de castigo o de castigo real para los violadores de las normas
Hacer responsables a los perpetradores por sus violaciones intencionales como por las no intencionales, siempre que tengan la capacidad de prever las consecuencias fácilmente previsibles de sus acciones; o disculparlos si carecen de esa capacidad.
Conceptos centrales del autor:
El mal es un atentado contra el bienestar humano.
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Los seres humanos no son básicamente buenos ni malos, sino ambivalentes.
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La moral es un esfuerzo humano por asegurar las condiciones del bienestar humano.
Finalmente, pretendo no olvidar estas reflexiones acerca de la sinceridad y la tolerancia:
Sinceridad:
Es una idea ampliamente aceptada que las personas merecen crédito moral si lo que dicen o hacen refleja realmente sus verdaderas creencias. Se supone que es digno de elogio actuar de buena fe, ser auténtico, ser uno mismo. Por el contrario, se condena la hipocresía, la mala fe, la falta de sinceridad y falsedad. Pero esto puede no ser correcto porque la sinceridad puede significar que se expresa y se actúa a partir de creencias que son falsas, nocivas, ignorantes, destructivas, y, peor aún, puede conducir a malas acciones.
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Así se cree que las acciones moralmente dignas de elogio son las orientadas desde el interior, más que las motivadas por las influencias externas o sus consecuen
cias. El culto a la sinceridad celebra, precisamente, este modo de expresión de sí mismo. La objeción clave a esta concepción es que excluye lo que es fundamental para la responsabilidad: hacer responsables a las personas por las consecuencias fácilmente previsibles de sus acciones.
Tolerancia:
Podemos encontrar que las actitudes diferentes de las nuestras son desagradables, ofensivas, irrazonables, extrañas o simplemente equivocadas, pero no debemos moralizar sobre ellas porque nuestras actitudes pueden provocar en otros las mismas reacciones negativas. La tolerancia requiere que no debemos juzgar y condenar a otros [...] sin embargo, esto se torna incompatible con las nociones mínimas de decencia.
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La esclavitud, la ablación del clítoris, los odios ancestrales, el asesinato, el terrorismo, la mutilación de los criminales, la persecución de disidentes religiosos, la tortura a prisioneros, la toma de rehenes inocentes, condenar de por vida a los niños a la prostitución o ser castrati también son prácticas culturalmente condicionadas, pero son malas. La tolerancia de tales males, los improbables intentos de excusarlos y la renuencia a condenarlos ponen en peligro la vida civilizada al tolerar la violación de la seguridad física de sus víctimas.
Pone un límite dentro de lo que es tolerancia y lo que es permisividad: es decir se toleran las prácticas culturales distintas siempre y cuando éstas no pongan en peligro la integridad física de los seres humanos, si no se caería en un relativismo moral que no garantizaría lo que Kekes llama el mínimo de decencia moral (respeto hacia la integridad física).
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Objeciones:
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En el capítulo que trata del peligro de las ideologías (peligro en tanto desboquen hacia el fanatismo), Kekes ejemplifica:
Es posible construir dentro de las ideologías salvaguardas de los requisitos de la moral y la razón. Sin embargo, debe decirse que las ideologías no tienen en este punto un registro histórico alentador. El nazismo, el comunismo, las diferentes clases de fundamentalismo, terrorismo y racismo demuestran cuan fácilmente las ideologías conducen a la inhumanidad. No obstante, incluso las ideologías malas no necesariamente producen acciones malvadas. Los ideólogos deben tener oportunidad de actuar de conformidad con ellas para que esto ocurra.
Ignoro cómo habrá estado expresado en el idioma original, pero no es dable que se use inhumanidad cuando se alega que lo humano concibe tanto lo malo como lo bueno (que no hay razones para emplear el término humano en referencia a lo moralmente bueno). Es, por tanto, incongruente con su texto la utilización de la palabra inhumanidad en sentido tradicional.
....Otra cosa no menos importante en referencia a la cita es que escribe este libro en 2005, en tanto persona culta, está al tanto de lo que el presidente de su país, exponente sin duda del capitalismo más acérrimo, hace a otros países con tal de acaparar recursos. ¿Cómo es entonces que no pone en esa lista de ideologías peligrosas al capitalismo?
Cita última del autor
Los hacedores del mal llegan a creer sinceramente que los hechos que han falseado son como ellos lo ven, y se aferran apasionadamente a sus sinceras creencias debido a su relación con los ideales [...] El mal que hacen es el resultado de falsear los hechos.
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