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Sugerencia de la semana: Noche en el hotel, Slawomir Mrozek (microcuento)

domingo, 19 de septiembre de 2010

Vindicación de los derechos de la mujer, Mary Wollstonecraft

    Se trata, esta vez, de Mary Wollstonecraft (1759-1797), madre de Mary Wollstonecraf Godwin (Mary Shelley). Lo adquirí pensando que se trataba de una misma autora, y me llevé esta sorpresa. Es una obra ensayística en la que se discurre sobre todos los derechos de que se priva a la mujer siendo, como recalca que es (quizás desafiando a alguno a atreverse a contradecir dicha verdad) la otra mitad de la raza humana. Y lo recalca mucho, porque al parecer hasta se ponía en duda que la mujer tuviera alma, y así entonces se desentendían de instruirla también en la religión. En suma, la mujer, no debía ser instruida en nada, pues su única virtud podía nada más residir en su cuerpo, tal la determinaba la naturaleza, su debilidad física era, además, una demostración más de su debilidad en general. Escrito en 1792, lo que defiende, hoy nos es legítimo y lo que se afana en demostrar, hoy nos es obvio, pero basta su introducción para advertir lo sola que habrá estado esta mujer por querer arañar una justicia para aquellas víctimas , tan bien educadas en las doctrinas femeninas que les imponían, que se mostraban satisfechas de conseguir lo que se esperaba de ellas y se negaban a concebir otra virtud femenina que no fuera la mera belleza.     "¿Quién ha decretado que el hombre es el único juez cuando la mujer comparte con él el don de la razón?" 
    Es un libro que realmente causa sorpresa, o mejor dicho estupor, cuando lo leemos desde la superación (mejor no decir "total", que ya sabemos que el machismo perdura) de los prejuicios recalcitrantes de la época. Causa estupor, digo, porque no era un prejuicio velado, ni algo de lo que no se hablara, existían manuales de adiestramiento de la mujer (sería un error llamarle educación) consitentes en guiar a la dama sobre cómo encaminar mejor su coquetería y sobre cómo lograr la absoluta sumisión, una supuesta modestia que consistía en no hacerle sentir al hombre que se lo tiene dominado por su lado débil: la sensualidad, la atracción hacia el cuerpo de la dama, única virtud que podía conquistar una mujer según estos pedagogos, y única instancia en que, brevemente, mantenía al hombre cautivado, causándole una crítica e insoportable, subordinación. ¡Vaya! 
    Sostiene que la moral solo puede formarse instruyendo al ser humano, por ende, las acusaciones que los hombres tienen a bien usar contra sus mujeres, son, simplemente, los efectos tardíos de aquello que ellos mismos sembraron. A la mujer se la acusa de frivola, a muchas de licenciosas. Se les tiene piedad, por su discapacidad intelectual 
    "La instrucción que han recibido hasta ahora sólo estaba encaminada a hacer de ellas unos miserables objetos de placer, procreadoras imbéciles(...) Hay tantos prejuicios profundamente enraizados, que han oscurecido la razón, y tantas falsas cualidades, que han tomado el nombre de virtud."
    Hay muchísimas citas de El Emilio, de Rousseau. No he leído dicho libro, y tenía buenas referencias de él, por aquello de que el hombre no es malo por naturaleza, la sociedad es la que lo corrompe, pero, la verdad, es que leyendo las innumerables citas que Mary transcribe, no puedo más que desencantarme y desanimarme de leerlo, ahora ya no vale la pena. El hombre no es malo por naturaleza, ¿excepto la mujer? Parece ser que en dicho libro su autor pone un ejemplo de hombre y de mujer, los eleva al grado de modelos y les adjudica unas cualidades que no son para nada igualitarias y razonables. 
    Mary lo único que pide ardorosamente es que, por favor, si aseveran que la mujer es intelectualmente inferior que el hombre, que lo prueben; que las eduquen con los mismos métodos y los mismos contenidos y luego se haga un cotejo, que las saquen del analfabetismo y le aflojen el yugo y luego las evalúen. Ella el único atributo de diferencia entre sexos que está dispuesta a admitir, es el físico. La mujer tiene menos fuerza física que el hombre, lo demás, es fruto de una educación errónea, funcional a la procreación y la sensualidad masculina, que reduce a la mujer no sólo a la servidumbre, si no a la más abyecta privación de todos sus derechos.
    "Rousseau se empeña en demostrar que todo estaba bien en los orígenes, hay toda una serie de escritores que se empeñan en demostrar que todo está bien ahora, yo digo que todo estará bien, algún día.(...) Irritado por las costumbres artificiales y las virtudes ficticias el ciudadano de Ginebra, en lugar de situar la cuestión y pasarla por la criba del análisis, mezcla el trigo con la paja (...) jamás ha pensado hallar la fuente de este mal en el poder arbitrario y las distinciones hereditarias [habla de los títulos de nobleza] que van en contra de lo que naturalmente eleva al hombre por encima de sus semejantes: la superioridad intelectual." 
    Esto es porque Rousseau propone un libertinaje y una barbarie supuestamente natural para corregir los efectos de esa cortesía vacua y esa nada pomposa. 
    "El hombre débil no tiene otra personalidad que no sea meramente física, sus opiniones están de tal manera impregnadas de las ideas consagradas por el poder, que apenas se pueden distinguir las huellas de su propio espíritu." 
    La personalidad, nos advierte Mary, se forma junto con el estudio, junto con la búsqueda de un interés personal, una vocación, una meta trascendental de vida, una libertad para elegir, algo que va más allá de el adornamiento del cuerpo y el arte de agradar que es lo que se espera de las mujeres y en lo cual se las instruye. Sin la posibilidad de nutrir la inteligencia, las mujeres no logran desarrollar su personalidad. 
    "¿Por qué habría de mantenerlas en una ignorancia que engañosamente se llama inocencia? A las mujeres se les dice de la infancia y el ejemplo de su madre lo refrenda que para conquistar el corazón de un hombre no necesitan más que el conocimiento de la debilidad, en otras palabras, astucia y un temperamento dócil, una aparente obediencia y un cuidado meticuloso en adoptar un comportamiento pueril (...) Rousseau declara que una mujer jamás debería sentirse independiente que debería vivir en el temor de ejercer su astucia natural y que hay que hacer de ella una esclava coqueta. (...) Lleva sus argumentos aún más lejos (...) insinuando que la sinceridad y el valor, piedras angulares de la virtud humana, deberían ser cultivadas por las mujeres con ciertas restricciones, ya que la obediencia es la gran virtud que hay que inculcarles con un rigor inexorable. ¡Qué estupidez!"     
    Cita a un tal doctor Gregory, que aconseja en sus textos cultivar en la mujer su inclinación a los adornos, porque dicha inclinación es cosa natural de las mujeres. Aquí es donde Mary, con una sapiencia exquisita, se sacude estos prejuicios poniendo los puntos sobre las ies y diciendo que si las mujeres gustan de adornos, de hablar mucho, de criar niños y se regocijan en una conducta doméstica, es porque así han sido preparadas desde niñas, viendo a sus madres emperifoliarse, viendo a sus padres comprarle dichas muñecas y haciendo con sus muñecas lo que sus madres hacen con ellas.
    "Es inclinación no es natural, sino que se desprende, como la falsa ambición de los hombres, del amor por el poder (...) El dr. Gregory va mucho más lejos: recomienda el disimulo y aconseja a una muchacha inocente que esconda sus sentimientos y no baile con entusiasmo. "
    Las mujeres debían fingir frialdad, contraria quizás a su temperamento, para excitar las pasiones de sus maridos. Miren que apelación directa, qué enrostrada digna de aplauso: 
    "¿Es necesaria la afectación para obtener el afecto de un hombre virtuoso?" Y para los que sostienen que la mujer es asi por naturaleza, porque asi de inferior la creó Dios: 
    "La naturaleza, o para hablar más correctamente, Dios ha hecho bien todas las cosas; pero el hombre ha inventado miles de cosas para afear su obra." 
    Señala cómo los moralistas insisten en asignarle al hombre el trabajo de preocuparse por el futuro y a la mujer el de preocuparse por el presente. Cómo ponen a la mujer en el desempeño de actividades secundarias, fútiles o serviciales, y además, la privan de su derecho de crecer intelectualmente. 
    "La libertad es la madre de la virtud "
    Se queja sobre el encierro y el descuido físico en que se tiene a las niñas y jóvenes, atrofiándosele los músculos por no ejercitarlos. 
    Ni un instante se deja al niño jugar a su antojo, sobre todo si es niña, y una vez que se ha logrado hacerla dependiente, entonces se decreta que la dependencia es algo natural. ....El bueno de Rousseau, parece ser que creía ingenuamente que las mujeres tenían como cualidad natural el gusto por el arreglo personal, la charla y el rol materno-procreativo. ....En cuanto a las observaciones de Rousseau, a las que diversos escritores han prestado atención como aquella que sugiere que las jóvenes tienen por naturaleza, es decir, desde su nacimiento, inclinación natural hacia las muñecas, el vestido o la charla, son tan pueriles, que no merecen ni una refutación seria. Que una niña, condenada a permanecer sentada durante horas escuchando el parloteo de las pobres niñeras u observando el arreglo personal de la madre, intente unirse a la conversación es algo lógico; y que después imite a su madre... (...) ....Los hombres tienen actividades variadas que ocupan su atención y proporcionan a su mente el desarrollo de su personalidad. Las mujeres, por el contrario, se ven confinadas a una sola ocupación y sus pensamientos son desviados continuamente hacia lo más insignificante. ....Mary está muy dolida con la dependencia también económica de la mujer, pues una viuda no tiene herramientas necesarias para mantenerse a sí misma y a sus hijos, y debe buscar a tientas a un segundo esposo (el cual probablemente se aprovechará de su desesperación tornandose en déspota). Si no lo encuentra, caerá en la miseria y en la prostitución. Ha sido educada para agradar. 
    Sólo se espera de ellas las virtudes negativas tales como la paciencia, la docilidad, el buen humor y la complacencia, virtudes, todas ellas incompatibles con el ejercicio intelectual vigoroso. 
    Mary señala la contradicción en que se cae cuando se afirma que el cuidado de los niños debe dejarse a las madres, pues siendo estas frívolas, charlatanas, caprichosas e ignorantes ("inocentes") ¿Cómo podían ser las mejores indicadas para educarlos? Parece ser que la caballerosidad consiste en una actitud piadosa ante la debilidad femenina innata; los hombres le adjudican en son de reconocimiento, a la mujer, el don del manejo del corazón, mientras ellos se arrogan para sí, el de la razón. Cuánta mascarada. 
    Se excitan sus sentidos y se descuida su espíritu; por lo tanto las mujeres son víctmas de sus propios sentidos, denominados delicadamente "sensibilidad"(...) Una sensibilidad exacerbada no sólo proporciona a las mujeres, perpetuamente agitadas y nerviosas, un sentimiento de malestar, sino que las convierte en seres incómodos para los demás. Todos sus pensamientos se basan en aquello que puede suscitar emoción. Acudiendo al sentimiento en lugar de hacerlo a la razón, su conducta es inestable 
    Díganme si esta de arriba no es la mejor descripción (y muy anticipada) del temperamento de Madame Bovary. 
    Vale aclarar que esta sensibilidad que acusa Mary W. es distinta de la sensibilidad que promoverá su hija, Mary W. Shelley, adscripta a la tendencia romántica. La sensibilidad de aquí es la exacerbación de los sentidos, de las cosas superficiales que tengan que ver con el tacto(suavidad de las telas, de la piel de su cuerpo mediante el cuidado), el gusto, el olfato y la vista (la estética en general), cualquier cosa que tenga que ver con el placer hedonista. La sensibilidad del romanticismo será, en cambio, una capacidad de empatía, un amor por el humanismo y la defensa de todo aquello que pueda corromperlo, el apogeo de los sentimientos genuinos, más que la afectación y el interés (esa búsqueda de emparejarse según las conveniencias) y esta sensibilidad romántica será orgullo tanto de hombres como de mujeres. Conviene tener en cuenta la diferencia.
    ¿Se atreverán a afirmar los moralistas que esa es la condición en la que debe permanecer la mitad de la humanidad, inactiva, apática, estúpida y sumisa? (...) según la cual fue creada para sentir las cosas más que para comprenderlas y que se dice todo poder reside en sus encantos y su debilidad. ....Estoy plenamente convencida de que no se darían esos comportamientos pueriles si se les permitiera a las jóvenes hacer ejercicio, si no se las confinara en habitación sin ventilación (...) si en lugar de mantener o incluso crear en ellas el miedo, se tratara del mismo modo que la cobardía en los muchachos, no tardaríamos en ver a las mujeres comportarse con dignidad. (...) Educad a las mujeres como a los hombres. Ese es el objetivo que yo propongo. No deseo que tengan poder sobre los hombres, sino sobre sí mismas. 
    Un caso alarmante, sostiene, es el de las mujeres que han perdido su honor. Educadas en la castidad y el pundonor, una vez caídas en el deshonor, saben que no encontrarán nadie que las mantenga y recurren a sacar provecho del único ámbito que se les ha enseñado a cultivar: su cuerpo. La prostitución hace presa de viudas, huérfanas y jóvenes que cayeron en la tentación, por más honestas que haya sido su familia y su crianza. Aquí una cita que ella hace de Rousseau, esto dice: 
    "la educación de las mujeres debiera ser siempre relativa a los hombres. Complacernos, sernos útiles, hacer que las amemos y estimemos, que nos eduquen cuando seamos jóvenes y nos cuiden cuando seamos viejos, nos consuelen, para que así nuestras vidas sean fáciles y agradables; estos son los deberes de las mujeres de todos los tiempos y para lo que debieran ser enseñadas durante la infancia" 
    ¿Algo más? ¡¿No querría también este señor que le sostuvieran el miembro mientras orinaba?! Aquí cita a otro del cual no da referencias: 
    "No hace falta hacerle su dependencia molesta [a la mujer], basta con hacérsela sentir" ....Siempre supe, todas supimos, del histórico sometimiento de nuestro sexo en aras del otro sexo, ¡pero nunca imaginé que había sido tan descarado, tratandose de personas cultas! Otra, la señora Genlis en su Letters on Education, da ejemplos novelados: 
    ...representa a una joven y distinguida mujer dispuesta a casarse con aquel que su madre desee recomendar. Y al casarse finalmente con el joven escogido, no sintió ninguna emoción o pasión, porque esta niña estaba bien educada...
    Digo yo, menos mal que andaba cerca (en tiempo) Moratin, y que planificaba El sí de las niñas.     Otra de las obligaciones que tenían las mujeres era someterse a la religión que su familia le inculque, y también, por supuesto, doblegarse a las creencias de su marido. De esto, dice Mary con mucho atino, se deduce que si la religión de los padres de la mujer no coinciden con la de su marido, la mentada dama deberá reemplazar su dogma por otro sin el menor resoplo. 
    Mary Wollstonecraft exigió los derechos de esa mitad de la humanidad oprimida, exlcuida, dejada sin voz ni voto, y llevó acabo su propia vida como demostración de la igualdad que la mujer y el hombre poseen. Usó ropas simples, incluso, masculinas. Trabajó para subsistir por sí misma. No dejó que hombre alguno la mantuviera. Increpó a la sociedad desafiándola a probar con evidencias las inferioridades intelectuales supuestas en el sexo femenino. Esta obra fue, en si misma, la prueba más flagrante de que la presunta inferioridad era un impostura. Una terrible impostura.

7 comentarios:

Joe dijo...

Aplaudo a esas pocas mujeres que han sabido salirse de los mandamientos. Igual me sigue pareciendo que hasta el día de hoy las cosas no son justas. También veo que si bien hay otra mentalidad y al menos es lo que veo en los lugares donde mas mezcla de hombres y mujeres coexisten que la subordinación de la mujer al objeto que le gusta ser es parte natural de su comportamiento, tengo grandes momentos atesorados de mujeres físicamente increíbles que no sabían como comportarse ante el hecho de que alguien no las tratara mirándoles sus atributos físicos. Entiendo que todos somos capaces de las mismas cosas, hayas nacido con el género que hayas nacido, o donde hayas nacido, pero me resulta evidente que al salir a la calle lo primero que intenta hacer una mujer es seducir y hasta hay enojo si no te mostras seducido.

Mis amigas han salvado mi visión de las mimas, mujeres luchadoras, guerreras, madres, independientes, sueltas, sexuales y hasta espirituales, mas allá de toda comparación si creo que tanto hombres como mujeres tienen detalles que los convierten en esclavos y propensos a que cualquiera como Rousseau o cualquier otro pueda decir las cosas que dice, en los hombres la estupidez llega a límites insospechados, pero creo que entre hombres y mujeres se alimentan esos hábitos y no descubro todavía por qué, será que es mas fácil si todos nos comportamos iguales, que suerte que hay gente que sale de la norma.

Yo sigo esperando que una mujer me llame la atención lo suficiente como para levantarme de donde esté e intentar llamarle la atención, y de eso hace mucho que no me pasa.

Abrazo!

jlg

Noelia A dijo...

Querido Joe: claro, ese es el problema, las costumbres (validadas por el tiempo) de inculcar una masculinidad y una feminidad basada en preceptos injustos y vacuos. A los hombres se les inculca un supuesto "coraje", que NO es coraje, sino indolencia.
Puestro que coraje es ser consecuente, es decir las cosas, no callarlas, es vivir con dignidad, y no con imposiciones.
Y a las mujeres se les inculca una supuesta actitud de madre y se les fomenta el cuidado del cuerpo como si esa fuera la cualidad que la define como mujer, la "feminidad". De allí que a los niños los padres les compren autitos y escopetitas (para que sean masculinos), y a las niñas muñecos (tipos bebé), barbies y juegos de indumentaria doméstica como son las cosas de cocina (de juguete) o de cosmética, etc (para que sean femeninas).
Vaya, habiendo tantos juegos de ingenio y otras cosas útiles y que resultan divertidas si no les cae el peso de la Norma, esa que dice qué es lo divertido y qué no.
Natural no hay nada, todo es aprendido. La televisión ayuda a perpetrar la imagen de mujer-cuerpo-idiota y de hombre-futbolero-calentón. Ambos descocados. También la televisión fomenta el hábito pendenciero, a ambos sexos, y hay toda una cuestión de ignorancia y de falta de fines propios genuinos en todo ello.
Eso que decis de que se ofenden si no te las levantás luego de una insinuación, Mary ya lo dice en este libro. ¡La cosa ha cambiado solo en apariencia, al parecer!
Y luego fijate todo ese hábito sustentado por supuestas verdades indiscutibles, como por ejemplo, que a una mujer no se le pregunta la edad. Me satura cuando dicen eso. Bahhh. Y sí, hay muchas que se enojan eh, porque se les pregunta la edad, si no la mayoría...
¿Qué tiene la edad de desacreditante en la mujer que no lo tenga en el hombre?
Creo que el trabajo sobre la propia personalidad de cada uno es lo principal, sobre la evolución de la persona, no del cuerpo; sobre el adiestramiento de la mente, porque solo el adiestramiento de la razón hace soltar el yugo.
Me molesta que las mujeres no se molesten frente a lo que es obvio. Y que los hombres se precien de supuestas virtudes que no son más que desprestigiantes.
La publicidad que se afana en unir elementos domésticos con mujeres sin que nadie se rebele. Los hombres que se avergüenza de desempeñar cualquier cosa doméstica y que, de hacerlo,s olo "ayudan". La virilidad que les parece algo fundamental para la valoración de su persona (por eso si una mujer se te ofrece, como bien decis, está mal visto que la rechaces, además por el supuesto desprecio a sus aributos, es un desprecio a tu virilidad, que boludez, no?) y, ojo, no confundir libertad sexual, desprejuiciada, con mero objeto sexual. Como ciertos programas se empeñan en demostrar que somos todos, mujeres y hombres.

Noelia A dijo...

Hago una aclaración, hace tanto que no veo tele (la enciendo en canales fijos de películas, generalmente en el cinemax y el eurochanel muy cada tanto, también chequeo el canal encuentro y el discovery, aunque se está poniendo efectista) que estoy hablando en relación de aquello que vi de manera fortuita por ahi, cuando fui a visitar a alguien y la tenian encendida; quizás las cualidades televisivas que sostengo no esten muy actualizadas por ese razón; pero dudo que, de haber cambiado la televisión, fuera para mejor.

Nelson dijo...

Es triste darse cuenta que verdades tan elementales, tan evidentes, aún ahora, en nuestros tiempos, tengan que ser demostradas o probadas o incluso negadas. Quizá sea el miedo lo que impulsa al señor de esta humanidad civilizada a comportarse de esta forma. Miedo al otro género. Es extraño este ser humano que se solaza en su incapacidad por entenderse, por entender a los demás y que generalmente no quiere hacer uso de eso que nos diferencia del resto de los animales, el raciocinio.

Es evidente que las cosas no han cambiado mucho, se ha avanzado en algunas cosas, pocas la verdad, pero se han abierto nuevos frentes donde la hostilidad y sobre todo la malsana confusión es abierta y no se sabe bien qué se disputa, ni por qué, ni adónde nos lleva todo eso. Sólo se lucha, se ejerce el mando, se vive en estado de permanente confusión en este sobrepoblado mundo, donde el ser humano es descartable si no es partícipe de la economía, del mercado que es ahora el nuevo y supremo soberano.

Hay tanto por remediar, tanto por cambiar, ojalá podamos rebelarnos contra este nuevo dios, este statu quo, pero no quiero ser pesimista.

Noelia A dijo...

Estás en lo cierto, Nelson. La clave es el mercado, pues éste no satisface necesidades, las crea; y saca provecho de las estructuras sociales, perpetuandolas. En fin.
Gracias por tu acertado comentario

Anónimo dijo...

y... donde decís que puedo descargar este libro¿?

Noelia A dijo...

Estimado anónimo: ni la remota idea. Como tengo costumbre adjuntar un sitio de descarga a los post estuve buscando por todas partes y no la hallé en ningún lado. Está en inglés en google books, eso sí.
Si sos de Argentina,en capital en las ferias de canje hay una serie "Debate" que la ha publicado. Son saldos, a lo mejor todavía estás a tiempo.

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