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Sugerencia de la semana: Noche en el hotel, Slawomir Mrozek (microcuento)

sábado, 30 de octubre de 2010

Visiones de robot, 1 parte , Isaac Asimov

    Isacc Asimov, escritor y bioquímico, estudioso de la Historia, es el acuñador del término robótica. Introduce en la ciencia ficción la idea de un robot como la confluencia de la máquina más la computadora. Inicia una nueva etapa dentro de la literatura de este género que, antes de él, presentaba a los robots como grandes masas hostiles, bélicas y torpes. En los robots de Asimov no hay maldad, ni siquiera hay errores, puesto que lo que ellos hacen es consecuencia directa de la lógica implantada en su cerebro. No hay odio o ansias de dominio por soberbia, sino racionalidad. Todo lo que hacen deviene de tres reglas básicas que el humano ha programado en todo cerebro positrónico (robótico) que son las siguientes y que aparecen expresas por primera vez en el cuento Círculo vicioso, que me pareció uno de los más interesantes: 
    1. Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
    2.Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto si estas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley. 
    3.Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.
    En todo caso, si algo falla hay pocas opciones: o lo que el humano ve como una falla, en realidad no es tal cosa, o el robot ha interpretado correctamente un lineamento de datos y órdenes que son erróneas, o el humano dio de manera equívoca e inexacta los preceptos a seguir. ....Son cuentos que nos trasladan hacia aquello que todavía no es, pero que podría ser y que, por medio de ese conocimiento del humano que la Historia nos revela, podemos antelar que sucederá. La historia tiende a repetirse, porque los seres humanos tenemos siempre las mismas pasiones, buenas y malas. ¿Pero qué pasa cuando la creación supera al creador? 
    Los tres relatos cuyo título se muestra de color azul son los que sugiero al lector que quiera probar antes de zambullirse. Se pueden leer independientemente, ya que, aunque guardan cierta relación, este nexo es meramente complementario, nada obligado o correlativo que interfiera la comprensión del texto. Aquí hago breve sinopsis de los diez cuentos que constituyen justo la mitad del libro, porque sería una entrada demasiado larga si expusiera todos los cuentos de una sola vez. Igualmente el lector de este post puede prescindir de la lectura de dichas síntesis.
Primera mitad
    Visiones de robot:
    "-Cuando los enviábamos a cortas distancias al futuro —cinco minutos, cinco días — al final volvían a aparecer [...] pero lo que se quería era enviar algo lejos en el futuro y hacerlo volver."
    Como el humano más insignificante es valioso, los temporalistas deciden enviar a un robot al futuro. Las noticias que éste trae varían demasiado de los lúgubres pronósticos de los científicos, de modo que les cuesta creer que la tierra no se ha destruido en ese futuro y que todo fuera próspero y apacible.     Por temor de alterar ese futuro ideal del que se tienen noticias, los temporalistas desisten de enviar cualquier otro robot al futuro. Una estrategia del narrador testigo nos pone en aviso de lo que Archie posiblemente estaba viendo. 
    ¡Muy mal!
    Un paciente enfermo de cáncer, tras rechazar los métodos convencionales de tratamiento, se somete a uno experimental: la miniaturización, consistente en el empequeñecimiento de un robot, que ha de adquirir gradualmente el tamaño celular y deberá, una vez inyectado en el cuerpo del enfermo, eliminar las células cancerosas. Hay un riesgo cuyo resultado es fatal, la redilatación del robot, que viene a ser un retorno brusco al tamaño original.
    Robbie: 
    Se trata del Robot niñera encargado del cuidado de una niña de ocho años, Gloria. Un buen día a la madre se le ocurre peligroso e inadecuado dejar a su cuidado su pequeña niña, y retira al robot de la casa, fingiendo un extravío. El padre, que se ha opuesto siempre a estas decisiones maternas, finaliza propiciando el encuentro de su hija con Robbie, pues la niña cae en un pozo depresivo.
    Ordenan a Speddy ir por selenio, pero el robot no regresa. Resulta que está atrapado entre dos leyes. Las leyes de la robótica tienen una jerarquía, siendo la 1 las más importante y la 3 la menos importante. ¿Pero qué pasa en este modelo especialmente caro de robot en cuyo cerebro positrónico se ha resaltado la ley número 3 a fin de evitar pérdidas mediante una fácil rotura? 
    Razón:
    El robot se siente superior al humano y toma el mando de la nave, irguiéndose en profeta. Es un robot que cree en Dios.
    ".-¿Qué está diciendo ese kilómetrico cubo de basura parado andante? ¿Qué es lo que no creía? ....-Es un escéptico-fue la amarga respuesta-. No cree que lo hayamos hecho nosotros, o que existe la Tierra o el espacio o las estrellas."
.    Mentiroso:
    Un robot lee las mentes. Pronto todos quedan embelesados ante su virtud y van hasta él por respuestas. ¿Por qué luego confirmarán que miente? ¿Como es posible que un robot mienta? ....La prueba:
    Cierto funcionario, el fiscal de distrito, es acusado de ser robot por la oposición. La prueba que debe pasar es, además de la de comer, la de poder incumplir las leyes de la robótica que todo robot tiene grabadas en su cerebro positrónico. Menudo conflicto. Se desconfía de él porque sus planes políticos son demasiado humanos para ser humano. 
    Ha desaparecido un robot: 
    Resulta que se construyen unos pocos robots alterados en lo de las estrictas tres reglas, a fin de que dejen trabajar a los obreros expuestos a los rayos gama (debidamente protegidos por sus trajes) No quieren que ningún robot corra a rescatarlo impelido por la ley número 1. En fin, que uno de esos robots en instancias de prueba desaparece y se mezcla con la recién llegada camada de 62 robots normales. Es un relato intrigante, pues la robopsicóloga deberá descubrir al robot intruso, porque ahora hay 63 y todos dicen lo mismo al ser interrogados: uno miente. 
    Se puede evitar el conflicto: 
    Un cuento que recava de la Historia los datos necesarios para imaginar el futuro, pues las miserias humanas no cambian a pesar de los tiempos. Tiene mucha terminología técnica, sobre todo del campo de la Química. Es el futuro de la Tierra, dividida ahora en cuatro grandes regiones: la Nórdica, la Tropical, la Oriental y la Europea. El gobierno depende de las Máquinas, están programadas para dictar lo que debe hacerse y son obedecidas. No pueden fallar, ni siquiera se les puede cargar con datos falsos, pues ellas los reconocen y los rechazan. ¿Entonces qué es lo que falla? ¿Por qué hay tantos errores?
    Este es un cuento que me gustó en particular. La empresa dedicada a la construcción de robots decide hacer un robot carente de todo programa previo, vacío, que por sí mismo explore el mundo y descubra cosas. Quieren llegar al meollo de la intuición femenina, saber qué es y cómo opera, cómo es el proceso asociativo que llega a obtener respuestas por medio de la intuición. 
    El robot es armado por voluntad del robopsicólogo Mandarian (sustituto de la jubilada Susan Calvin) y su estructura es igual que la de los otros robots, solo un dejo sutil indica la feminidad. Jane es trasladada de manera clandestina, pues no la desactivan durante el traslado por no cortar la cadena de asociaciones que ya ha iniciado. Como meta le ponen descubrir un planeta habitable, las probabilidades de hallarlo y las coordenadas precisas. Un desafortunado accidente en la planta donde está la robot y el robopsicólogo hace que mueran tanto éste como la robot (Jane) minutos después de que Mandarian llamara a la empresa anunciando que Jane ¡ha dado la respuesta!
    Al director de la empresa, Borget, no le queda más que, acuciado por los miembros, acudir a la mentada Susan Calvin, quien es una especie de Poirot, pero con una actitud menos afable. Aquí cito al personaje genial que es Susan Calvin:
    "-¿Intuición femenina? ¿Para eso queríais el robot? Menudos sois los hombres. Os enfrentáis con una mujer que ha llegado a una conclusión correcta e incapaces de aceptar el hecho de que es igual o superior a vosotros en inteligencia, inventáis algo llamado intuición femenina." 
    Susan Calvin se encierra en la oficina y revisa documentos, cintas y datos, al cabo de tres cuartos de hora sale de allí dentro: 
    "-Lo que te pasa a ti Peter es que cuando piensas en un testigo de una declaración planetológica, piensas en planetólogos. Divides a los seres humanos en categorías, menospreciando y desdeñando a la mayoría de ellos. Un robot no puede hacer esto. La Primera ley dice: un robot no puede causar daño a un ser humano, o por medio de la inacción permitir que un ser humano sufra daño. Ningún ser humano. Esta es la esencia del punto de vista robótico [...] Para un robot todos los hombres son completamente iguales y, para un robopsicólogo que debe forzosamente tratar con robots a nivel robótico, todos los hombres son completamente iguales."
    La cuestión es que el único testigo no es un planetólogo y Susan lo sabe. Sabe quién ha oído el preciado resultado que Jane dijo, quién sabe cuáles planetas son susceptibles de ser habitados y en qué galaxia se encuentran, dominados por qué estrellas. Está absolutamente segura de que el que trasladaba a Jane y al robopsicólogo, un camionero, es el testigo. 
""-¿Pero cómo puedes estar segura? 
Susan tuvo la tentación de decir: Porque he llamado a Flagstaff, estúpido, porque he hablado con el conductor, y porque me ha contado lo que oyó, porque he consultado la computadora de Flagstaff y he sacado las tres únicas estrellas que encajan con la información, y porque tengo sus nombres en el bolsillo. ....Pero no lo hizo. Que lo descubriese por sí mismo. Con sumo cuidado, se puso de pie y dijo sardónicamente:
-¿Cómo puedo estar segura...? Llámalo intuición femenina."

martes, 19 de octubre de 2010

El diablo en el cuerpo, Raymond Radiguet


    De redacción sencilla, lineal, narrada de una manera desenvuelta, es la historia novelada de lo que sucedió a un adolescente entre 1917 y 1919 en su ciudad natal de Francia, durante la primera guerra mundial. Sin embargo, la guerra apenas si es mencionada en esta historia, pues la juventud y la pasión que se manifiestan en esta obra excusa bastante que el personaje haya sentado su mirada en eso otro que lo embargaba y que retenía toda su atención: el primer amor. ....Yo no le veo mucho de diabólico en realidad, a un libro que, al parecer, ha sido muy criticado en su época, en tanto reproduce una relación socialmente reprensible: la muchacha de la que Radiguet se ha enamorado se acaba de casar con otro hombre por disposición familiar, pero más que nada, por la propia cobardía de Radiguet de declarársele. De esta forma, el personaje, su alter ego, comienza a visitar a Marthe, quien está sola en su casa matrimonial tras haber partido su marido a la guerra. El amor y la pasión juvenil, no exentos de voluptuosidad, de descubrimiento del propio cuerpo y de sus misterios se ven reflejados en la prosa, lo que el narrador compara con una adicción al tabaco o al alcohol; cuando se ve privado de Marthe por un regreso de fin de semana de su marido, experimenta la abstinencia. No obstante, no hay escenas propiamente eróticas, apenas son mencionadas de manera evasiva. Lo que existe es la elipsis, la inferencia que debe hacer el lector del hecho consumado.
    Es una prosa que carece de complacencias, una escritura consciente que no se permite el autoengaño y que, por momentos, hace uso de una honestidad brutal. El narrador suele hablar así (este de abajo no es el caso que mejor lo expone, pero vale para ejemplificar):
    "Faltar a clase quería decir para mí que estaba enamorado de Marthe. Me equivocaba. Marthe era tan solo el pretexto para justificar esos novillos."
    .Aunque, luego de un tiempo:
    "Unos meses atrás, cuando conocí a Marthe, mi pretendido amor no me impedía juzgarla, ni encontrar horrible la mayor parte de las cosas que a ella le parecían hermosas, ni infantil la mayor parte de lo que decía. Pero aquél día, si no pensaba igual que ella, yo mismo me quitaba la razón."
    "Aquella noche Marthe me acompañó hasta casa [...] Al llegar delante de la casa de mis padres, no quise dejar que se marchara sola y la acompañé a su casa. Aquellos infantilismos no habrían acabado nunca, porque Marthe se empeñaba en acompañarme otra vez."
    Marthe tiene 19 años y él 16. Pero, véase qué curioso este diálogo en el que el propio personaje se permite dudar de las verdades convencionales:
    "Por muchas pasiones que experimente en el futuro, nunca serán igual que aquella adorable emoción de ver llorar a una joven de 19 años, porque se encontraba demasiado vieja."
    Me parecen interesantes estas "verdades" que Marthe le explica a su enamorado clandestino, para que se separe de ella, por su bien:
    "Marthe me explicaba por qué se creía demasiado vieja para mí. Dentro de quince años, mi vida no habrá hecho más que comenzar, y se enamorarán de mí mujeres que tendrán la misma edad que tiene ella ahora. Por desgracia yo era demasiado sensible a la juventud para no haber previsto que me alejaría de Marthe el día en que su juventud se marchitara y la mía alcanzase madurez."
    ¡Apenas se llevan tres años! Sin embargo, cuando él alcance "madurez" ella estará "marchita". ¿Cómo se entiende esto? Se debe entender de acuerdo al contexto histórico y social y a los papeles que desempeñaban los distintos sexos. La mujer debía ser linda y buscarse un hombre, su mayor virtud (si no la única que se le permitía cultivar) era mantenerse deseable y procurarse un buen partido. Cuando la edad arruinaba estos atributos, no teniendo otros, la mujer se "marchitaba". Es un buen ejemplo de lo que Mary Wollstoncraft venía denunciando hacía dos siglos atrás.
    "Muchas veces creemos ser los primeros en sentir ciertas turbaciones, ignorando que el amor es como la poesía y que todos los amantes, hasta los más mediocres, se creen innovadores. [...] Sin darnos cuenta de la indecencia de nuestra actitud, caminábamos con los cuerpos pegados y las manos agarradas."
    Las múltiples excusas que pone este adolescente para verse con Marthe, para encontrarse en esa casa donde el marido está ausente, son variadas y hay pilladas graciosas como ésta que le hace la madre:
"—Por cierto, ha venido René a las cuatro y se ha quedado muy sorprendido al enterarse de que estaba de excursión contigo."
    René, su amigo, le hace una propuesta que bien podría calificarse como propuesta indecente. Se ha puesto de novio y le pide a él que, para probar si su enamorada es capaz de engañarlo, la tiente. La muchacha cae en la trampa.
    "Yo esperaba por lo menos encontrar placer en ello, pero era como el fumador habituado a una sola marca. Solo me quedó, pues, el remordimiento de haber engañado a René, a quien por supuesto, juré que su amante había rechazado toda insinuación."
    La trama está salpicada de máximas, contra-máximas, y reflexiones en general de una profundidad increíble y admirable para los diecisiete años que tenía este autor al momento de escribir esta novela:
    "Aquellas escaramuzas le apenaban a Marthe; aunque era lo bastante inteligente y estaba lo suficientemente enamorada para darse cuenta de que la felicidad no estriba en la estima de los vecinos, reaccionaba como esos poetas que saben que la verdadera poesía es algo "maldito", pero que, a pesar de su convencimiento, se quejan a veces de no conseguir la adhesión que ellos mismos desprecian." 
    Ante la infidelidad de un marido se hacía la vista gorda, podía fácilmente despacharse con una sonrisa. Pero ante la infidelidad de una esposa, el barrio entero reaccionaba con hostilidad y evasión.     Finalmente Marthe queda embarazada. Lo escandaloso es subterráneo, pues los padres de Marthe ocultan la verdad que les salta a los ojos y tratan de reencausar la relación de su hija con el yerno, que es absolutamente ajeno a la realidad.
    "Éramos como unos niños subidos a una silla, que se sienten orgullosos de ser más altos que los mayores. Las circunstancias nos empujan a superarnos, pero aún seguíamos siendo incapaces. Y si, debido a nuestra propia inexperiencia, ciertas cosas complicadas nos parecían sencillísimas; por el contrario, otras muy sencillas se convertían en grandes obstáculos."
    Ingeniosísima frase esta, me encantó, qué figura poética:
"Aquel hombre, que creía sorprender nuestro tercer beso, sorprendía siempre el mismo."
    Las desconfianzas, los celos, los vaivenes de un espíritu propiamente adolescente, la pasión, el miedo, el temor al ridículo, el egoísmo camuflado de altruismo, las trampas a los padres, todo está contando en retrospección con la madurez reflexiva propia de un adulto y con una prosa incuestionablemente buena, llena de observaciones de tono impersonal y frío. Utiliza la ironía para poner en evidencia la hipocresía de la moral burguesa. Hay algunos personajes que son más bien caricaturescos y que vienen a ilustrar esa falsedad, esa falta de correspondencia entre lo que se piensa y lo que se dice, y entre lo que se dice y lo que se hace, que convierten a la sociedad en una masa irreflexiva, acatadora de normas de conducta vacías o ridículas. 
    El final nunca se cuenta en una reseña, lo único que puedo decir es que no es predecible. 
    Dejo una última reflexión de este chico, un escritor que muere a los veinte años sin poder desarrollar en plenitud su carrera literaria:
    "Lo que fastidia no es dejar la vida, sino abandonar aquello que le da sentido."

martes, 12 de octubre de 2010

Deseo, de Elfriede Jelinek

Artículo recomendado para comprender este libro: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=132051&titular=la-pornograf%EDa-y-la-industria-del-sexo-
    Está plagado de metáforas, comparaciones, metonimias, etc., todos recursos más propios de la poesía que de la prosa, que vienen a atenuar un poco la crudeza de lo que se está exponiendo. Continuamente, estas alusiones (veladas o no) este intento de eufemismo, fracasa, porque lo que se dice llega a un clímax en que la indignación manda a hablar sin remilgos. Creo que puedo arriesgar a decir que la trama descriptiva tiene un papel más importante que la narrativa en esta obra, y que se trata de un retrato. La ironía es un rasgo constante.
    El tema principal tratado es el sexo y la forma en que se hace uso de él para dominar a otra persona, o para, sencillamente, usarla como a un utensilio. Como lo dice en la contratapa Deutsches Allgemeines Sonntagsblatt: "La liberación de los mecanismos de poder en Deseo se denuncian mediante una verdadera obra de arte" 
    "Es una dura crítica contra la presunta placidez de la burguesía y su respetabilidad y contra su supuesta liberación sexual"
    La autora pone en escena un matrimonio conformado por Gerti y su marido, el director de una fábrica de papel que ensucia tanto el ambiente como a su propia mujer. Los episodios sexuales están descritos sin tapujos, descarnados. Este hombre es el consumidor por antonomasia, y también se desempeña como consumidor ante el cuerpo de su esposa. 
    "Ahora, este director, ha tenido a tiempo su masa crítica. Primero aprieta el rostro de la mujer contra su producto íntimo, después la deja mirar su zona íntima. Ella no quiere refrescarse en su agudo chorro, pero tiene que hacerlo, el amor lo exige. Tiene que cuidarlo, limpiarlo con la lengua y secarlo con los cabellos."
    También tienen un hijo, al que el padre se encarga de imponer la ideología capitalista y la supremacía del más fuerte (ese poderío del que queda afuera el género femenino): 
    "El niño [...] mira el cuerpo de la madre con astucia y descaro [...] No sabemos por qué, pero el niño tiene una boca hambrienta que llenar de palabras sucias, en las que aparecen su madre y sus a menudo ensangrentadas bragas. El niño lo sabe todo.[...] 
    El muchacho compra siempre para él sólo. Apenas advierte a sus compañeros, a lo lejos, que tienen que mirar cómo se gasta el dinero el hijo del director."
    La crítica no sólo va para los hombres en cuanto al uso que le dan a la mujer, sino también para la mujer que se deja usar a cambio de una recompensa material, de una jaula de oro:  
    "...cuando ella mantiene cerradas las piernas él puede situarse encima de ella y orinarle en la boca. Qué ¿que no puede? Le golpeamos la rodilla hacia arriba y damos una palmada (¡aplausos, aplausos!) [...] ....Cuando el hombre despierta de su embriaguez, se inclina enseguida a complacer a la mujer. Tiene buen carácter. Sí, él paga, ha pagado todo lo que usted ve aquí reproducido en colores. ¡Seque sus mejillas!" 
    Este padre que es el señor director no respeta ningún límite, el límite mismo es su propio deseo, y ése, su deseo, no tiene cotos, es infinito:
    "La mujer implora que por lo menos delante de su hijo, ese animal incultivado que hasta el último momento podría lanzarse sin previo aviso desde su esquina del ring, se tenga algo de precaución." 
    Este hombre es autosuficiente y todo lo que hay dentro de su casa y dentro de su fábrica le pertenece. Todos son bienes suyos, y, algunos, son bienes de uso. Vean esta imagen: 
    "El director es tan grande que es imposible circundarlo en un solo día."
    Y hay que hacer una diferenciación entre lo que sería el sexo libre y desprejuiciado, de este otro que se manifiesta aquí, en donde el hombre somete en todo momento a su esposa, y ella se doblega, como si ser esposa fuese un empleo de tiempo completo en el cual su cuerpo desempeñase la totalidad de las funciones. Está claro que el disfrute es unilateral y que el consentimiento falla la mayoría de las veces. Hay en cambio una humillación, atropello, violencia, perversión y utilizamiento. La autora está denunciando esta confusión, este atroz encubrimiento, porque nada que se precie de libre puede ser impuesto. 
    "La mujer se contorsiona como un pez, porque tiene las manos atadas, mientras el hombre le hace cosquillas y le pincha un poco con agujas." 
    Acusa la hipocresía del matrimonio entendido religiosamente como un sacramento sagrado. Si antes el hombre volcaba en el prostíbulo lo que no podía por decencia (o por lo que fuera) hacer a su propia esposa, ahora lo hará sin tapujos gracias a la pancarta del sexo libre. Es como una puerta abierta por la que se cuela el dominio, el poder ejercido desde el patriarcalismo. A eso se está refiriendo la autora. La pureza católica es una farsa, una hipocresía. 
    "Con la llave del portal, se adquiere el derecho a la ración diaria, y se puede tirar del clítoris o cerrar de golpe la puerta del water; la patria católico-romana se pliega, pero hace que la gente vaya a los centros de planificación familiar y se case. Y la casa tiene qu
e encender las luces de SOS mientras la mujer es utilizada.[...]     Este placer les fue autorizado por la sociedad cristiana que los casara un día. El padre puede degustar infinitamente a la madre [...] 
    El hombre utiliza a la mujer como al papel que fabrica." 
    Este hombre que se vanagloria de sus avatares sexuales, se regodea de lo que le hace a su esposa en la cantina junto a sus amistades, no pierde oportunidad de mostrar su poder y de humillarla enfrente de terceros. 
    "La coge por el escote delante de los invitados, ríe y sirve los fiambres. ¿Quién de ellos no necesita papel? y el cliente satisfecho es el rey. ¿Quién no tiene sentido del humor?" 
    Es crítica en cuanto a la televisión, en lo cual me parece certera, los medios de comunicación eternizan fijando en comerciales las tareas domésticas como actividad exclusivamente femenina y realzan las ofertas de lo que sea que vendan con un cuerpo femenino bien calzado en ropa pequeña.
    "La mujer está dividida en tres partes: ¡eche mano arriba, abajo o en el centro![...] Él compra al niño ropa nueva, ella, limitada como es la Naturaleza, tiene que lavarla. Se lo enseñan en la televisión.
    No tengo que explicar que estas frases de arriba son irónicas. 
    "El tiempo parece haber pasado sin dejar rastro por mujeres como esta que aparece en la foto, metida en el cajón en que su marido la ha guardado bien para su disfrute 
    El hombre decide exigir a la mujer la observancia del contrato conyugal. Le tapa la boca con la mano, y es mordido. [...] Ella intenta sacudírselo, pero pronto se queda paralizada, tiene que permanecer quieta, los ojos cerrados. No le gusta lo salvaje, él mismo lo es." 
    Creí que la mejor manera de exponer este libro era con ingentes citas, así el lector sabe a lo que se expone y no lo toma de sorpresa. Las escenas sexuales son crudas, podrían herir las susceptibilidades de un lector desacostumbrado a episodios de alto erotismo y, lo que es peor, de violencia.
    Elfriede Jelinek, austríaca, es una militante por los derechos femeninos, por la igualdad. Estas líneas que pongo a continuación me parecieron vigentes: 
    "Nosotras, las mujeres, tenemos que sembrar con mano dura en la pradera, en los parquet de los locales tenemos que demostrar nuestra valía [...] En cada lugar tenemos que empezar por demostrar que somos válidas." 
    Aclaro que es irónica la frase, una queja, sacada de contexto se interpreta como afirmación. Es la denuncia de lo que esperan los incrédulos y prejuiciosos, la demostración. Mas, como bien me acotaron en los comentarios, no hay nada que demostrar. En eso estaremos todas de acuerdo seguramente.

miércoles, 6 de octubre de 2010

El destino y sus reveses, Mary Shelley & César Vallejo


"¿Quién, tras un desastre grave, no ha vuelto la vista atrás con asombro ante la inconciliable torpeza de comprensión que le impidió percibir las numerosas hebras diminutas con que el destino teje la red inextricable de nuestros destinos, hasta que se ve atrapado en ella?"

El ÚLTIMO HOMBRE, Mary Shelley (1797-1851)




"Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé.
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé.
[...]
Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada."

LOS HERALDOS NEGROS, César Vallejo (1892-1938)